1. Hombre de pelo en pecho


    Fecha: 18/05/2018, Categorías: Gays Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... masturbarse, lo hacía al mismo ritmo que yo lo cogia. – No te preocupes papi, tu cogeme. Yo soy tu hembra y tu mi macho – afirmó. Y cómo si aquello fuese una verdad para mi, otra vez volví a culearlo, con mayor intensidad, con más fuerza. Los quejidos de Pedro se incrementaron y tuvo que sostenerse con ambas manos. Instinto o no, mi mano derecha sostuvo aquel pedazo de carne y ahora fui yo quien lo pajeaba, menuda tarea coger y hacerle una paja a alguien. Pero me gustaba, sentir aquel pollon en mi mano palpitando como si de pronto fuera a reventar y así fue. Entre pujidos y gemidos de gusto de Pedro sentí como aquel buen pedazo de verga empezó a brincar en mi mano, la sentí hincharse, ponerse caliente. Supe que iba a terminar. La solté, que fuera Pedro quién acabará la faena, yo haría la mía. Sabía que era cuestión de segundos y aferrado a aquel trasero acelere mis movimientos, quería acabar al mismo tiempo. Como buen come polla Pedro empezó a moverse rico, a apretar con su culo mi pene, como si me ordeñara, como si también tuviera el mismo objetivo y así lo logramos. Acabamos al mismo tiempo, yo adentro de sus tripas. Pedro sobre el tronco del viejo árbol, sobre las hojas secas. Echo semen como pocas veces había visto derramar a nadie. – Que rico coges bebe – me dijo. Me hiciste acabar y eso pocos lo han logrado. Echando su cabeza hacia atrás me dio un beso tímido en la boca. De agradecimiento creo. Yo aún tenía mi verga dentro suyo. Había sido un polvo, un polvazo que ...
    ... deseaba repetir. Esperaba que el me dijera que si lo seguiríamos haciendo. Sabía que le había gustado, pero quería que me lo dijera. El ruido de voces aproximándose al manantial hizo que aquel deseo no se cumpliera. Eran mis hermanas Beatriz y Lily que llegaban junto a la hija de la vecina del 20, una chica de unos 16 al igual que yo. Iban por agua al manantial, porque ya había potable en el lugar, pero al dueño de la vecindad le había parecido caro y los inquilinos tenían que abastecerse de ese vertiente natural. Ya vestidos pero aún entre los arbustos observábamos a las chicas, esperando el momento oportuno de salir cada quien por su lado. Fue Pedro quien lanzó aquel comentario: - Carne para tu pajarito verdad amor. Creí saber a lo que se refería mas no dije nada. Fue él quien otra vez hablo: - Dichosas hermanitas que tienen a un hermano que las satisfaga con esa vergota – dijo mientras alargaba su mano como si quisiera tocar mi paquete por encima de mis pantalones. De nuevo guarde silencio. No sabía a qué venía el comentario, pero supe que sabía de los juegos sexuales con mis hermanas. - No te preocupes. Los vi aquí mismo, en donde me acabas de hacer tu mujer. Sé que cuando acompañan a tu mamá al manantial el día que ella viene a lavar la ropa, casi siempre es día de sexo para ustedes. Pedro parecía divertirse: - Eres un semental bebe. Se que también le haces el amor a tu hermano. Antes de que me fuera entre la incertidumbre y el temor de Pedro supiera tanto de mi, el dijo ...