1. Soy peluquera íntima y caliente


    Fecha: 15/07/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Virg, Fuente: CuentoRelatos

    ... quité, dejándolas sobre la almohada, me miró y me dijo:
    
    —Virginia guapa ¿te importa que mi marido esté presente mientras me haces la peluquería?
    
    —No me importa Señora, yo vengo a trabajar; si a usted le parece bien a mí también.
    
    Alba llamó a su marido, dando una voz; al momento Juan entró y dijo buenos días, se sentó detrás de mí en una silla de ordenador y observó en silencio.
    
    Comencé a afeitar directamente, porque lo tenía recortado a tijera, "muy cortito", después de masajear su coño con mis manos llenas de jabón.
    
    (Era un chochó muy grande y distendido por la edad, me gustó; era como una ensaimada apetitosa bailando entre mis manos).
    
    La rasuré entera, no dejé ni un pelito, también tuve que afeitar su ano y las inmediaciones de este, porque estaba descuidado y tenía muchos pelos desmadejados en todas direcciones.
    
    Para ello agarré su coño con una mano, y "lo estiré", hacia su vientre, mientras con la otra mano, afeitaba su culo. Al acabar la sequé con una toalla y ella me dijo:
    
    —Virginia, ¿cobras lo mismo por hombres que por mujeres?
    
    —Alba mis precios son estándar, aunque suelo trabajar solo con mujeres.
    
    —Chica en el anuncio ponía (Se ofrece joven peluquera íntima a domicilio) pero no ponía nada de solo mujeres, que chasco.
    
    —Chasco ninguno, no le he dicho que no, solo que no suelo.
    
    —Virginia, ¿puedes arreglar ahora también a mi marido?
    
    — ¡Por supuesto!, es mi trabajo y tengo tiempo hoy.
    
    Juan se levantó de la silla del ordenador y se ...
    ... acercó a mí y me dijo:
    
    —Señorita, ¿me desnudo entero o solo lo de abajo?
    
    —Como desee la camisa no me estorba.
    
    Juan se bajó los pantalones y después los calzoncillos, y se tumbó en la cama con las piernas cerradas.
    
    Con mis manos abrí sus piernas para ver el campo de trabajo, tenía unos huevos "enormes" y colganderos, todos llenos de pelos, su pene estaba echado a un lado, bastante gordo ya, pero sin estar erecto del todo.
    
    ¡Su pubis era un manojo espeso de pelos! Agarré mis tijeritas sin punta y comencé a recortar, tuve que estar un rato tirando pelos en una palangana. Después cogí más agua caliente y lo enjaboné con mis manos: pubis, escroto y ano.
    
    Presioné un poco sus huevos con mis manos para que el jabón lo cubriera todo, ¡qué extraño!, me encanto sentir esos cálidos huevos en mis manos, tengo que reconocer que me humedecí un poquito.
    
    Tiré de su pene hacia abajo y lo presioné contra sus huevos para afeitar su pubis completamente, noté como su pene crecía entre mi mano, luchando con esta por levantarse.
    
    Cuando liquidé todos los pelos de su pubis, solté su pene que quedó tieso como un pino mirado al techo, Juan estaba sonrojado y con cara de pedir perdón, su mujer sin decir nada salió de la habitación cerrando la puerta.
    
    Proseguí afeitado sus huevos con delicadeza, después apuré su ano.
    
    Con una toalla lo sequé muy bien, también su gran pene que me miraba con esa cabeza casi morada, nunca había agarrado un pene o unos huevos, tengo que reconocer ...