1. Solo en casa de mi cuñada


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tinto y dolor de pies; me quité la ropa de calle, comencé a beber y a probarme sostenes y bragas. ¡Qué caliente estar en su cuarto, probándome su ropa interior, descubriendo que hay calcetines, bodies y medias sin lavar que guardan su aroma! Anduve por toda la casa con los conjuntos más pequeñitos, me observé en los espejos de los baños y seguí bebiendo vino. Quería prolongar la masturbación y el orgasmo lo más posible para gozar del estado eufórico en el que me hallaba. De vez en cuando me tendía sobre su cama, encendía alguno de los dos vibradores y lo presionaba contra mi glande, sin dejar que vinieran las primeras oleadas de placer. En ese vértigo decidí vestirme totalmente como mujer y salir a la calle; ya era tarde en la noche, estaba borracho y tremendamente excitado. Me puse un conjunto de tanga y sostén color negro con un estampado como de leopardo al frente, medias negras, dos blusas del mismo peso hechas bola para llenar el lugar de las tetas, un vestido blanco con morado (el que me quedaba más ceñido) unas botas de gamuza negra y tacón de aguja, y una mascada amarrada en la cabeza. Revisé muchísimas veces que ya llevaba la llave para no irme a quedar afuera vestido de mujer, en un país ajeno y sin dominar el idioma. Salí a la banqueta y todo estaba quieto, sólo retumbaba el ruido de mi corazón vuelto loco; cerré la puerta despacio y comencé a caminar hacia la esquina muy poco a poco por la dificultad del tacón y el deseo de caminar lo más erguido posible; cuando ...
    ... veía a alguien me daba la media vuelta y volvía sobre mis pasos; si tomaba mi dirección me metía de nuevo a la casa y esperaba que pasara. Así logré avanzar casi dos cuadras, dejando (ultimadamente) que me vieran los que pasaban en sus autos. De pronto me sentí muy cansado, así que regresé; al doblar la última esquina dos tipos salieron de un edificio y voltearon hacia mi mientras tomaban su propio camino. Me quité toda la ropa: sudaba; bebí más vino. Tomé el vibrador pequeño, me lo pegué a lo largo de la pinga y comencé a moverlo de arriba para abajo; se sentía delicioso en el glande, pero me estimulaba con tal intensidad que llegaba muy pronto al umbral del orgasmo. Comencé a deslizar el vibrador hacia la base del pene, la deliciosa sensación me hizo bajarlo más y más hasta llegar al culo; me encantó la vibración y la pequeña presión hacia adentro que hacía casi involuntariamente: delicioso. Qué carajo, bajé con el vibrador, lo bañé de aceite de oliva, regresé a la cama y me lo metí poco a poco hasta adentro; sentí un placer tan intenso que pensaba que estaba a punto de venirme; mi pija goteaba líquido seminal como nunca. ¿Qué se sentiría con el grande? Voltee a verlo y me imaginé a mi cuñada en la misma cama y en la misma posición que yo, cogiéndose con ese vibrador morado y mirando el rosa, dispuesta a darse gusto; entonces me dije que iba a cogerme ese pito como nunca habían visto esas paredes. Le puse el condón de mi cartera y al hacerlo me di cuenta que el vibrador era ...