1. Solo en casa de mi cuñada


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Desde hace mucho tiempo me ha gustado la lencería; olerla, tocarla y vestirla es como estar con una mujer sin compañía alguna. Así de grande y torcida es mi fascinación. Cada vez que puedo, entro al cuarto de una mujer. Me he asomado a muchos cajones de ropa interior y he robado algunas prendas, pero sólo una vez me había puesto una prenda en esas habitaciones prohibidas, y eso fue hace mucho tiempo. Otra obsesión que tengo es averiguar si una chica se masturba, y cómo lo hace. Eso supone un reto mayor que robarse un sostén, unas medias o unas bragas de una recámara ajena, pues normalmente esos juguetes están escondidos. Mi fantasía más caliente, podría decir que mi mayor reto desde siempre fue encontrarme un vibrador o un consolador entre la ropa, y tener el tiempo para venirme con él. Hace pocos días, durante un viaje, se presentó una ocasión sin igual; mi vuelo salía a destiempo, y tuve que quedarme solo un día en casa de mi cuñada. Ella es una mujer de unos 45 años, blanca, de aproximadamente 90 kilos y 1. 70 de altura, y vive con sus hijos, separada del marido, en una parte de Europa. Desde que supe que me quedaría solo, empecé a sentir un aleteo en el corazón, sensación a la cual soy un adicto confeso; los días anteriores a su partida me escabullía al cuarto, echando rápidos vistazos al ropero y los cajones, anticipando lo que haría estando ahí a mis anchas. ¡Qué sensación en cuanto me quedé solo, caminaba de un lado a otro dudando si empezar de inmediato o aguantar ...
    ... un poco por si olvidaban algo y regresaban! Cuando ya no pude más, subí la empinada escalera y me puse a sacarlo todo; hermosas bragas, casi todas bastante grandes, sostenes 36 C, bodies de varios modelos y busto 34 C y algunos conjuntos más incitantes; abajo de una caja de ropa interior encontré dos vibradores, uno morado y semi curvo en la punta, de unos 13 centímetros de largo y 3 de diámetro; el otro de un hule rosa muy suave y ¡grande! ¡como ella! de unos 22 centímetros de largo y 5 de ancho en su base. Los puse sobre la cama y seguí buscando entre la ropa. Me puse su ropa para salir a la calle; escogí un body negro casi nuevo, con broches en la entrepierna; encima, unos pantalones de mezclilla que más o menos me ajustaban (¡de lo largo y de la cintura somos iguales, pero me faltan cadera y nalgas para llenar su ropa!) y una camiseta de algodón sin mangas con encaje negro en el pecho; abajo, unos top siders azules (sólo ligeramente apretados; su pie debe ser medio número más chico que el mío); no encontré tobimedias; encima, una chamarra amplia que no venía al caso, porque estaba haciendo mucho calor; de todos modos quería taparme por si acaso, aunque ahí nadie me había visto jamás. Salí a la calle a comprar vino para la fiesta privada. Poco a poco me fui animando, primero a abrir la chamarra, y luego finalmente a quitármela; nadie voltea a verte en Europa, pero yo me sentía en el colmo de la excitación caminando frente a todos con ropa de mujer Regresé con 3 botellas de ...
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