1. Las hermanas


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: No Consentido Autor: GargantuadeSamo, Fuente: CuentoRelatos

    ... conversación:
    
    - ¿Y esas marcas del cuello? - le preguntará su novio.
    
    - Tú sabrás, que te pusiste verraco en medio de la noche.
    
    Y él dirá - pues no recuerdo nada.
    
    Y yo la ayudaré diciendo - pero si hasta me despertasteis…- y aún más, diciendo con cara de pena - y a mi nada de nada.
    
    - Pobrecito - dirá María mientras …
    
    Pero eso será mañana, la noche continúa.
    
    Le aparto las bragas y mi pene se cuela dentro sin esfuerzo, parecen encajar como si hubiéramos follado toda la vida. No me extraña que se quedara embarazada, debería usar siempre condón pero no lo usa, y yo tampoco. Me encanta sentirme dentro de ella.
    
    Le vuelvo a tomar la cabeza para que nos miremos. Estoy dentro de ti - digo. Lo sé - me dice ella - te estaba esperando.
    
    Así que empiezo a moverme. El baño no me ayuda precisamente y algún cardenal me saldrá. Los cardenales se curan.
    
    Ella es una diosa y arquea su espalda, sujetándose con los brazos en los azulejos... Estoy tan cachondo que no duro más que un minuto empujando y ya la estoy manchando. Pero da igual. La saco con cuidado y me acerco a su entrepierna. Chupo todo lo que sale, flujos que me suben a la cabeza y me vuelven loco. No sé si suyos o míos. Me da igual. Lo dejo todo seco y rebaño una y otra vez.
    
    Ella tiene los ojos en blanco y se mueve automáticamente.
    
    Cuando termina de salir fluidos me acerco a su ano y meto la punta de la lengua. Está salado. Creo que la segunda cena ha sido más satisfactoria que la primera.
    
    Ella ...
    ... abre los ojos y me mira sorprendida. Al final va a aprender algo hoy la hermanita mayor. Así que me meto de lleno en su culo y abro la lengua mientras le subo las piernas con los brazos. Salgo, entro y abro, hasta que las babas me llegan a la nariz.
    
    Entonces me incorporo, le agarro de los pies y me los acerco a la cara Me encantan sus pies. Los huelo y le chupo el pulgar. Ella gime. Le pongo el pene sobre su ano sin que se percate y continuo con los pies. Los chupo una y otra vez, me los meto enteros en la boca hasta que casi me dan arcadas, y mientras chupo, empujo y empujo, de manera constante, haciéndome hueco en su ano.
    
    Me cuesta. No debe haber tenido muchas experiencias así. Pero es inevitable, avanzo dentro de ella. No parece molestarle o ni siquiera se ha dado cuenta. A veces pasa. El placer lo confunde todo.
    
    Le propino un buen mordisco en el pie, agarrándole bien el tobillo para no recibir una patada involuntaria, y empujo hasta el final.
    
    Ella gruñe por un momento y sonríe. Estás dentro de mí - dice. - Más dentro que nadie - le respondo. Me quedo quieto mientras vuelvo a recorrer su piel con mis manos. Me coloco y le agarro las tetas. Las uso para apoyarme y empiezo a moverme. Cómo puede gustarme un polvo tan asqueroso, pero me gusta.
    
    Hay un placer especial en la resistencia inicial del ano y en la sorpresa cuando descubres que luego es muy fácil. También me ha sorprendido siempre la resistencia de las mujeres a practicarlo y el placer que les proporciona ...
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