1. Las hermanas


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: No Consentido Autor: GargantuadeSamo, Fuente: CuentoRelatos

    1.-
    
    Cada familia es un mundo aparte.
    
    Hace ya bastante tiempo, tuve una novia durante años. Me pasaba más tiempo en su casa que en la mía y me consideraban como parte de la familia.
    
    Mi novia se llamaba María y se seguirá llamando, aunque no sepa ya nada de ella. En aquellos tiempos teníamos 22 años. Su hermana mayor se llamaba Isabel y sus dos hermanas pequeñas Elena e Inés.
    
    Me llevaba bien con las tres hermanas. La mayor casi no estaba en casa, aunque nos veíamos más los fines de semana y de vez en cuando salíamos con su novio en plan dobles parejas. La pequeña salía casi tanto como la mayor y era la que me trataba más secamente. En cambio, la mediana, que casi no salía, me trataba estupendamente. Le gustaba la cocina y preparaba gloriosas tartas. Los padres trabajaban mucho y llegaban tarde por la noche.
    
    Esta historia transcurre a lo largo de mucho tiempo.
    
    2.-
    
    Un día llegué más temprano de lo habitual y me encontré con que María no había llegado aún y que Elena estaba sola viendo la televisión sentada en el sofá. Así que me senté en el suelo a su lado mientras esperaba a mi novia.
    
    A mí me gustaba sentarme en el suelo, apoyando la espalda en el sillón. De esa manera mi novia podía acariciarme el cuero cabelludo. Me colocaba en posición de loto, de tal manera que la espalda se mantenía recta. Además, en la casa daba el sol de tarde y el suelo era mucho más fresquito.
    
    No recuerdo qué serie estaba viendo, pero sí que me volví, le cogí la mano a Elena ...
    ... y se la puse en mi cabeza. Ella había visto cómo me gustaba que me rascaran la cabeza, así que se puso a rascarme con toda confianza. Estuvimos así bastante tiempo sin que ninguno de los dos dijera nada.
    
    Debía estar bastante distraído porque no me di cuenta de cuándo había llegado la hermana pequeña, pero de repente se encontraba en la puerta mirándonos indignada.
    
    ¿Qué estáis haciendo? – Nos recriminó. Elena se asustó y retiró la mano de mi cabeza.
    
    Nada – Respondí extrañado. Ni por un momento había pensado que tuviéramos que escondernos para ver la televisión. Pero lo cierto es que las dos hermanas tenían la cara roja como un tomate maduro.
    
    Me retiré a otra habitación y todo quedó en nada. Son pequeños detalles que recuerdo como indicios o es simplemente la memoria que me engaña. Esa época estuvo marcada por el embarazo y posterior aborto de Isabel. Me lo contaron para que contribuyera económicamente. Todo esto a escondidas de los padres, lo que hizo que me acercara mucho más a las hermanas.
    
    3.-
    
    La familia se iba siempre de vacaciones a su pueblo durante unas semanas en verano y ese año me dejaron las llaves de la casa para que regara las plantas de la madre.
    
    Fui unos días después de su marcha. Era una extraña sensación encontrarse en una casa vacía que no es la tuya. Te sientes como un criminal aunque no lo seas, o es el espíritu del mal el que te empuja a serlo, no lo sé. La cuestión es que un segundo después de regar me encontraba registrando la casa, ...
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