1. Obsesionado con las tetas


    Fecha: 18/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Vallekanito, Fuente: SexoSinTabues

    Oh, las pajas, cuantas “satisfacciones” dan en la vida, como decía un buen amigo mío, una buena paja es mejor que un mal polvo, más razón que un santo tenía. Yo he debido de ser un chico precoz en esta actividad, un niño vamos, el primer recuerdo que tengo es en una cena familiar, en la que yo, supongo que con unos seis años pensé en sacarme la cola y empezar a tocármela porque supongo que lo había hecho antes y me dio gusto, en mi ignorancia pensé que si mis padres se daban cuenta me daría tiempo a metérmela antes de que lo notasen, pero claro no fue así y a partir de ese día todas las noches al acostarnos la frase de mi madre era “Javi, no te toques la cola”. Debo de decir que el tocamiento de esta primera vez no fue por obtener placer ni nada parecido, simplemente la cola es una parte del cuerpo y como tal se toca. Mi afán masturbatorio de verdad comenzó con unos dosce años aproximadamente, llegándome ha hacer cinco pajas en una tarde, vamos en una tarde no, en un par de horas y el objeto de las mismas era casi siempre la misma persona, una amiga de mi madre, por esa época casi cuarentona y que era como todas las mujeres de esa edad y esa época, mediados los setenta, gordita, bajita y eso sí, con unas tetas que a mi me volvía loco imaginármelas, eran grandes después de haber amamantado a tres hijos y algo caídas debido a su volumen, a su edad y al trasiego de los hijos, pero eso a mi me traía sin cuidado, eran unas tetas y además grandes que es lo que importaba. La ...
    ... primera vez que tomé conciencia de que me gustaba fue en su casa, había ido con una venia porque estaban de obras quería ver como quedaba ya que ella quería hacer obra también, estaba de pie enfrente de ella que llevaba como casi siempre una bata cuya falda le llegaba por encima de las rodillas (otra gran obsesión las faldas) y la parte superior de dicha bata era de botones con un tejido como de pana, de repente me fije y vi esos abultamientos, esas tetorras y ya no pude dejar de mirar con disimulo, de repenté noté como se me ponía tiesa y un gustirriní en la entrepierna que enseguida asocié con esa visión. Cuando llegué a casa y fui directamente al servicio a desahogarme, me la imaginaba en su casa, yo solo con ella, llegando por detras, poniéndola mis manos en las tetas, gritaba de sorpresa, pero se dejaba hacer, iba desabrochándole los botones de la bata, le bajaba los tirantes del sujetador, le sacaba las tetas de su copa, se las magreaba un poco y me imaginaba los pezones oscuros, grandes y puntiagudos, le subía le falda sobándola bien con la otra mano por encima de las bragas el coño, ella se ponia a cien y me llevaba a su cama de matrimonio desvirgarme, eso si, después de haberme echo una buena cubana que es lo que esos pechos se merecían y de haberme corrido en ellos, en eso pensaba yo en el water y así me vino la primera corrida de mi vida, lo de metérsela por el coño o no, en esos momentos es lo que menos me importaba, solo me importaban sus tetas y el morbo de pensar que ...
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