1. Clara la masoquista


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... atravesando mi carne y sentí que la punta presionaba de nuevo los labios internos en otro lugar, pero ahora lo hacía despacio, apretando cada vez más fuerte, el dolor era muy agudo, continuo y subía de intensidad sin parar hasta que sentí como atravesaba mis labios de nuevo, ese objeto siguió moviéndose, perforándome los labios dos veces más y luego se paró creándome una sensación de alivio inmensa.
    
    Los que estaban mirando no dejaban de hacer comentarios sobre lo que disfrutaban con el espectáculo, en especial de que mi coño mostrase que estaba disfrutando segregando tanto flujo que parecía que me mease. Eso me resultó muy humillante, es cierto que la manera en la que Steven había preparado mi anillado no era lo que yo quería, me sentía ultrajada y no le pensaba perdonar esto en toda la vida, pero que toda esta situación, junto con el dolor de los anillados y el saber que cuando todo terminase tendría mi coño cerrado me hacía estar al borde del orgasmo.
    
    Tras un breve lapso de tiempo volví a sentir que manipulaban mi coño, en esta ocasión cogió el clítoris, tiró de el y le acarició haciéndome retorcer de placer, he de decir que desde siempre he tenido un clítoris extremadamente grande y durante el último año provoque su aumento con el uso de una bomba de vacío. No entendía que pretendía hacer hasta que el clítoris fue presionado por algún tipo de pinza, en ese momento presentí lo peor y no me equivoqué, Steve me estaba anillando de nuevo el clítoris. La otra vez fue muy ...
    ... doloroso, a pesar de que me aplicó una crema anestesiante, pero en esta ocasión el dolor fue espantoso, tensé todo mi cuerpo y di un alarido que, a pesar de la mordaza, llamó la atención de todos.
    
    Supongo que más de uno se quedaría algo sorprendido, pero al menos dos de ellos celebraron tener la ocasión de ver en vivo una tortura como esta, Steve por su parte también expresó su satisfacción y lo cachondo que le estaba poniendo disponer de una zorra masoquista como yo a la que poder anillar de la manera más dolorosa en vez de evitar el dolor y que antes de seguir proponía un brindis. Escuché al menos descorchar un par de botellas y brindar por la zorra, evidentemente en referencia a mi.
    
    Estuvieron un rato charlando, Steve les contó algunas de las prácticas que yo había realizado en estos años, entre ellas la del día que nos reencontramos. Al mismo tiempo algunos volvieron a magrear mis tetas, ahora con más brusquedad que antes, chupándolas, mordiéndolas y soltando varios manotazos bastante fuertes hasta que Steve dijo que era el momento de terminar de cerrarme el coño y luego harían la subasta.
    
    De nuevo sentí que cogía mis labios internos, los estiraba y les sujeto para mantenerles así, noté que juntaba los externos y de repente, sin que me lo esperase, algo los atravesó, los dos al mismo tiempo, no fue tanto el dolor como el que no esperase el pinchazo tan pronto, volvió a hacer lo mismo un poco más abajo, pero en esta ocasión ya estaba prevenida y no me pilló tan de ...
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