1. La reeducación de Areana (17)


    Fecha: 19/02/2018, Categorías: No Consentido Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... importaba esa paliza con rebenque iba a recibir, sino el suplicio al que era sometida su hija. Los puñetazos en el pecho y en el estómago y golpes en las tetas siguieron un largo rato. Areana gemía, jadeaba o gritaba según la fuerza del golpe, respiraba por la boca, muy abierta, y Milena debió sujetarla con firmeza para que no cayera al piso cuando sus piernas empezaron a flaquear. Lucía graduaba las pausas entre golpe y golpe y en un momento tomó entre sus manos la cara de Areana:
    
    -Ah, llorás, trola… Ahora llorás… Pero más de una vez te reías cuando me cagabas a piñas y otras chicas tenían que pararte para que no siguieras…
    
    -Perdoname… Perdoname, Lucía, yo… yo ya no soy… ya no soy esa turra que era… Acá me… me domaron y… a mí mamá también… Las dos somos esclavas, somos esclavas de…
    
    -¡Callate! –le interrumpió Milena. –¡No digas nada más!...
    
    -Pe… perdón, señorita Milena… -murmuró Areana sin dejar de sollozar y luego volvió a dirigirse a Lucía, mirándola a través de las lágrimas que inundaban sus ojos:
    
    -Por favor, Lucía… No me pegues más… Ya no aguanto… ¡Por favor te lo pido!...
    
    -Pero qué poco aguante habías tenido, guacha de mierda. –se burló Lucía y le cruzó la cara de una bofetada. Siguió castigándola un rato de esa forma mientras Areana trataba de esquivar los golpes infructuosamente, porque la chica le daba con la mano derecha mientras con la izquierda le mantenía erguida la cabeza sujetándola por el pelo.
    
    Eva, ya incapaz de controlarse y angustiada ...
    ... en extremo, se incorporó con la pretensión de interponerse entre ambas adolescentes, pero Lucía cambió el blanco de sus golpes y le asestó un puñetazo en pleno rostro que la hizo tambalear. Entonces intervino Milena:
    
    -¡Bueno, basta, Lucía! ¡Ya le diste bastante a tu compañerita! ¡Basta! ¡Mirala a esta otra cómo se indisciplinó! ¡Tengo que poner orden en el corral! –dijo con firmeza y tomó del pelo a Eva luego de liberar a Areana, que cayó al piso entre sollozos. Lucía respiraba agitada por el esfuerzo físico que le había demandado la golpiza mientras Eva, entre el susto por la actitud amenazante de Milena y el alivio al ver que el suplicio de su hijita había concluido pretendió disculparse con la asistente y se arrodilló ante ella:
    
    -No, no, señorita Milena, perdón, ¡perdón!... No sé cómo pude indisciplinarme así… Es que…
    
    -Sos muy pelotuda, puta de mierda. Y ahora te voy a hacer pagar tu pelotudez. –dijo la asistente mordiendo las palabras.
    
    -Perdón, señorita Milena… Por favor, perdón… No va a volver a suceder…
    
    -Ya lo creo que no va a volver a suceder, puta. –dijo y enseguida se dirigió a Lucía, que había seguido el diálogo entre la asistente y la esclava con una excitación nueva para ella. Desde hacía un tiempo frecuentaba páginas de BDSM y de lezdom, pero ahora, que estaba viviendo una situación real, su excitación era mayúscula y sintió que se estaba mojando.
    
    -Oìme, nena, no quiero demorar el castigo a esta perra, ¿te aguantás un rato antes de cogerte a ...
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