1. Nadia, Natalia y yo segunda parte


    Fecha: 10/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Jessica.velatti, Fuente: SexoSinTabues

    Bueno, este relato es una continuación, busquen el primero para que tengan mejor contexto, recordar el detalle de la pizza y de paso mi descripción física que no volveré a hacer. En este relato voy a contar como un hombre que nunca había visto antes, con un nivel socioeconómico mucho más bajo al mío y con más años que yo, me volvió su esclava y me enseño el lugar que tengo como perra, sumisa, depósito de semen y objeto sexual. Después de aquella noche de confesiones con mis amigas y de fiesta, vi al pizzero dos ocasiones después, pero en las dos estaban mis padres y lo único que hizo fue limitarse a verme con lujuria. Supuse que solo recordaba esa noche y ya, nada especial o peligroso. Después me dijo que se mantuvo atento a todos los pedidos para ir a los de mi casa él mismo. La tercera vez que lo vi fue diferente. Mis padres se habían ido a un funeral, no recuerdo de quien, no me interesaba, me habían dejado dos mil pesos como siempre que salían para cenar, pedí pizza. No planeaba salir ni nada, solo comer pizza y ver tele. Traía una lycra y una playera, me puse lo primero que encontré, me acababa de bañar, decidí no usar bra y por alguna razón del destino olvide que en esa pizzería trabajaba él. Me hice una cola en el cabello y pedí la pizza. Cuando llegan pedidos o visitas a mi privada los guardias marcan a la casa para confirmar, así que cuando me avisaron yo lo espere con la puerta abierta mientras iba preparando la mesa de la sala para comer y ver alguna película, así ...
    ... fue como entró. Se dio cuenta que estaba sola y cerró la puerta, yo estaba agachada sobre la mesita acomodando un vaso cuando sentí un apretón durísimo en mi culo, me giré y lo vi. Estaba a punto de gritarle cuando me tomó del cuello y me apretó, me llevó hasta una pared y me presionó contra ella. Era muy fuerte. El tenía 32 y yo 17, era moreno, delgado pero con brazos musculosos, tenía muchos tatuajes en todo su cuerpo, tenía un bigote negro, cabello grasoso y dientes chuecos. Era tal vez el hombre más feo y apestoso que había visto. Yo tomaba su brazo con las dos manos mientras me apretaba, tenía miedo, no podía respirar y me sentía indefensa. Se acercó y me olió. -Eres una putita maravillosa—me dijo—lo sé por aquella noche. Se te nota que te encanta ser puta y que te usen. Tengo un don para detectar a las más pendejas y putas, y tú y tus amigas me pusieron durísimo ese don—Dijo mientras se agarraba el pene por arriba del pantalón. De pronto comenzó a desabrocharse—voy a disfrutar de tu cuerpo hoy y a ti te va a encantar, hoy te vas a dar cuenta de lo puta que eres. Yo en realidad estaba aterrada, la palabra violación era lo único que estaba en mi cabeza, sin aun respirar y por la situación me petrifique. Cuando saco su pene vino la segunda palabra importante en mi mente, dolor. Era un pene enorme, el más grande que había visto hasta entonces. Era un pene tan grande que, en un futuro, él nos ordenaba a Nadia, Natalia y a mi agarrarlo y cada una podía poner su puño alrededor ...
«1234...»