1. Mamá y las nenas 3


    Fecha: 26/07/2021, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... habíamos cogido solos. Muy inteligente la nena. Con su reclamo, Cami pensaría que ella sería la primera en… “soledad”.
    ¡La perspectiva era fantástica!
    -Estate vestidita, cariño… - Como siempre, a mí me gustaba desnudarlas… Nunca se lo había dicho a Camila.
    -¿Cómo vestida? 
    -Claro…, toda vestida… ¡Yo quiero desnudarte!
    -Ah… si… entiendo… ¡Hasta mañana!
    	A las cuatro y cuarto estuve en su puerta. Había dejado el auto en un estacionamiento, a la vuelta. 
    Camila estaba preciosa…, bueno…, ES preciosa… Me dio un beso muy suave, húmedo y dulce. Su sonrisa era esplendorosa.
    -Vamos al dormitorio de mamá, así estamos más cómodos… 
    -¿Ponemos otra sábana encima? Como la vez anterior…
    -¿Te parece que mancharemos mucho?
    -Y… depende… ¿Hacemos todo…, todito?
    -¡Siii! ¡Todo lo que quieras!
    -¡Y también todo lo que quieras vos!
    -¡Entonces tenemos que poner tres sábanas! ¡Jajaja! – Camila estaba radiante.
    	“Solo” pusimos dos. La hice acostar.
    -¿Vestida?
    -Ya va a llegar… preciosa…
    	Sólo me saqué los zapatos. Metí mis manos bajo su vestido y llegué a la tanguita. La fui retirando, besando y lamiendo sus piernas hasta llegar a las sandalias, con unos taquitos de seis centímetros. Se las retiré y le besé los dedos.
    -¡Ay! ¡Ay! ¡Jajaja! ¡Me hacés cosquillas!
    -Son hermosos tus deditos. – Tiene las uñas pintadas de violeta, como el vestido.
    Volví a subir sobre sus piernas, besando y lamiendo cada centímetro. Así llegué a la entrepierna. Cuando apoyé la lengua en la conchita ...
    ... estaba súper húmeda. ¿Ya? Tomé la bombachita que había dejado junto a las sandalias, y la llevé a mi boca y nariz. Estaba completamente seca y con olor natural a concha, nada más. ¿Se mojó solamente con mis besos en las piernas? ¡Genial!
    -¡Aaahhh! ¡Papitoooo! ¡Me matás! - Cami tenía una mano sobre mi cabeza y con la otra se acariciaba las tetas, sobre el vestidito. No se lo bajaba porque sabía que eso lo quería hacer yo.
    Cuando metí la lengua en la profundidad de la vulva, Camila tembló. Fui  al clítoris y se sacudió. ¡Primer orgasmo!
    -¡Dios! ¡Cómo me calentás! ¡No puedo aguantar! ¡Tus besos son tan lindos!
    -¡Tu conchita es hermosa! – Abrí bien los ojos. Nunca había podido vérsela en la penumbra de la trastienda de Yolanda. – Sabrosa, aromática y dulce. Tenés olor y gusto a vainilla.
    -¡Jajaja! ¡Sos catador de conchas! - Camila se reía y gozaba. 
    Entonces la di vuelta. El vestido había quedado a la altura del ombligo. ¡Todo el culito al aire! Besé y saboreé los glúteos, los abrí con las manos y lengüeteé el hoyito, latiendo y contraído.
    -¡Aaaayyyy! ¡Me vieneeeee!
    -¡Te vas a ensuciar el vestido! ¡Jajaja!
    -No me importa. Se lava.
    -¡Jajaja! – Nos divertíamos como locos.
    Todavía no habíamos “empezado” y Cami había acabado dos veces. ¿Será multiorgásmica?
    En el sofá de Yolanda no lo parecía.
    -¡Ay Dios! Con vos en la cama es otro mundo… ¡el paraíso!
    Fui con la mano al cierre del vestido y lo bajé. Lo retiré por los pies. Cami ayudó con sus brazos. Destrabé el cierre del ...
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