Por 200 pesos - Relatos Eróticos

Por 200 pesos

... previamente la había tomado por la nuca ninguno de mis chorros falló en caer directamente en su cara, ojos, boca, nariz, frente, mentón y mejillas quedaron cubiertos por la blanca semilla de mis entrañas. A cado golpe de líquido que recibía ella se estremecía, pero imagino que se tranquilizaba sabiendo que aquello estaba por terminar.

Cuando salió la última gota desde el fondo de mi ser, le pedí: "Quédate quieta un instante, no te muevas". Ella obedeció quedándose estática. Tomé mi celular que tenía junto a mí en la cama, lo enfoqué a su rostro el cual erguía de manera natural para que mi semen no resbalara hacia el resto de su cuerpo. Le tomé en un par de segundos unas cuantas fotografías, ella al darse cuenta trato de abrir los ojos cubiertos de semen y me preguntó; por primera dejando de lado su natural pasividad: "Nooo, ¿Qué haces?". Puse un dedo sobre su ahora pegajosa boca y le espeté "Shhh, ya está hecho". Poniendo el celular ahora en video le indiqué: "Límpiate la cara con tu blusa", ella entre sorprendida y avergonzada lentamente lo hizo dejando ver sus pequeños senos que no necesitaban sostén y que; supongo; por el mismo motivo no usaba. Todo quedó detalladamente ...

... grabado en mi móvil.

Me puse en pie y tomándola de las manos ella rápidamente hizo lo mismo, mientras ella acomoda sus ropa y terminaba de limpiar el último rastro de semen en su cara yo saqué de mi billetera un billete de 200 pesos y se lo extendí para que lo tomara, Cuando lo tomó con su mano yo no lo solté y acerqué mis labios a los suyos, ella dudo un segundo pero de inmediato me dio rápido beso en la boca, acto seguido solté el billete. La abracé por la espalda evitando mancharme de mi propio semen y le dije al oído: "Te has portado muy bien perrita, te veo el próximo martes aquí, pero quiero que vengas ben depilada. Sí te animas te voy a dar 500 pesos". Ella puso cara de espanto pero no dijo nada, solo asintió nerviosamente con la cabeza.

Tomó su dinero, la acompañé a la puerta, le dí una fuerte nalgada y salió al patio de la vecindad en la cual estaban varias vecinas que no perdieron detalle de lo que estaba sucediendo, Le dije: "Cuídate Marthita, te veo el martes". Ella roja de la vergüenza tomó camino a su casa.

Lo que pasó las semanas posteriores es digno de una película BDSM, proximamente lo relataré con el título de "Por 200 pesos segunda parte".

raulgene@gmail.com