1. Le echo un polvo rápido a mi madre (III)


    Fecha: 09/01/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... todos lados, incluso del parking. Seguro que nos habían grabado haciéndolo aquel domingo. Solo que ahora ya me daba todo igual. ¿Qué iba a hacer ese tío?
    
    -Siéntense ahí. Nos indicó. Había dos sillas detrás de nosotros.
    
    Nos sentamos y siguió mirando nuestros carnets.
    
    En ese momento me di cuenta de que a mi madre le asomaba un pecho del sujetador. No debía haberle dado tiempo a ponérselo bien y ahora le salía, mostrando el pezón.
    
    El vigilante debió darse cuenta, porque se levantó y se dirigió a nosotros.
    
    -José Luis, dijo y no lo vi venir. Un guantazo cruzó mi cara.
    
    Cuando pude darme cuenta, me había puesto las esposas y había atado mis piernas a las patas de la silla con unas bridas.
    
    Tenía cogida a mi madre de las manos y ella no se resistía.
    
    -Vamos a ver, que podemos hacer para que no llame a la policía y os denuncie.
    
    Miró alternativamente a mi madre y a mí.
    
    Empujó a mi madre contra un catre que tenían en el cuarto. Sujetó las muñecas con bridas a una barra que atravesaba desde el techo al suelo.
    
    El muy cabrón se bajó el pantalón y el calzoncillo. El cinturón con la porra descansaba en la mesa.
    
    Yo intenté moverme pero me era imposible.
    
    Desnudó a mi madre. La blusa no pudo quitársela del todo, porque estaba atada por las muñecas.
    
    Se había dejado la camisa puesta. Tenía la polla morcillona, con un glande morado. No estaba circuncidado y tenía tripa.
    
    Mi madre no le miraba.
    
    -¿Cuantos años debes tener? Le preguntó. ¿45, 46, 47, ...
    ... 48?
    
    Mi madre no respondió.
    
    -Da igual, estas buenísima.
    
    La besó, aunque mi madre giró la cabeza para evitarlo, este la obligó.
    
    Luego le chupó las tetas y para entonces, ya estaba erecto.
    
    -Vaya por dios, no tengo condones aquí, dijo. Pero pareces una mujer sana y limpia. Lo haremos a pelo.
    
    -Ni se te ocurra, cabrón. Le dije.
    
    -Cállate niñato. Ahora sabrás como se folla a una mujer.
    
    Se acercó a mi madre y sin mucho cuidado, se la metió. Mi madre gimió.
    
    No sé qué le había pasado, pero no reaccionó. Ni se movió ni protestó. Solo había gemido y ya.
    
    El gordo empezó con el movimiento. Su barriga botaba con cada embestida, yo no quería mirar, pero el cabrón estaba mirándome todo el rato, para que viera como hacerlo, ya que había dicho que ahora sabría cómo se follaba a una mujer.
    
    Enseguida empezó a resoplar. Estaba gordo y no aguantaba mucho. Ojalá se ahogase el muy hijo de puta, pensé.
    
    A los cinco minutos se movió más rápido, como si le diera un ataque de epilepsia y se corrió con un gemido.
    
    -¡Aaaahhh!
    
    Aquel cuarto tenía que estar insonorizado, por lo que nadie iba a oírle.
    
    Sacó su polla ya floja y entonces se oyó algo.
    
    -Chissszzz. Chisporroteó un walkie que había justo a su lado.
    
    -¿Luis, me recibes?
    
    Lo cogió y contestó todavía jadeante.
    
    -Aquí estoy.
    
    -¿Qué te pasa? Te oigo fatigado.
    
    -Nada. Deberías venir. Ya verás que sorpresa.
    
    Al poco se oyó la puerta, pero no se abría. El gordo debía haberla bloqueado, porque el otro no pudo ...