1. Karen. Una puta madura (I)


    Fecha: 07/02/2021, Categorías: Sexo con Maduras Tus Relatos Autor: Forman, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hola, me llamo Karen y tengo 45 años. Nunca me ha pasado esto pero lo que si es cierto que de unos meses a esta parte llevo experimentando unas calenturas sexuales que me pierden. Mi novio tiene 30 años e intenta satisfacerlas pero nada es suficiente. Espero sean cosas de la edad. A día de hoy me siento mucho más cachonda que cuando tenía 25. La verdad, es que he recibido una educación ordinaria y recatada, muy católica y vivo de forma tan común como otra mujer de mi edad siendo funcionaria. Lo único se sale de lo normal es la edad de mi novio. Más joven que yo y un don gilipollas. Al menos... me satisface a veces como único remedio.
    Soy una mujer ya madura y de grandes hechuras. De piel blanca con un largo pelo negro rizado. Mis tetas son bien generosas y mis caderas anchas y entradas en carnes surcadas por pequeñas venas azules que las rodean. Me gusta la música, el arte, la lectura, la filosofía y las humanidades en general a la vez que los hombres de mi edad limpios, cultos y con proyecciones y no los niñatos de mierda tal que el horrible mardano de mi novio.
    
    Poseo un buen coño que cuando lo abro en frente del espejo de mi habitación jugueteando con el unas tímidas canitas rodean mi rosada y carnosa almeja la cual se humedece lentamente. Me enorgullezco de ello como mujer y creo estoy en esa fase de la cuarentena en la que muchas mujeres se excitan con cualquier cosa. 
    No, no me depilo el coño como si fuese una guarra de esas de las actrices porno, pero no me duele ...
    ... reconocer que cada día estoy más cachonda. Y esto me pasó a mi...
    
    Aquel día me disponía a cubrir los 40 kilómetros separan mi pueblo del de mi novio para que me contentara pero no llegué nunca.
    Me vestí lo más seductora posible con una camiseta roja justa que marcaba mis buenas tetas de madura. Una minifalda elástica de leopardo y unos ligueros blancos sin bragas con medias de rejilla negras. También me pinté como una puerta. En un principio me iba a poner bragas pero decidí no hacerlo por seducir a mi novio. En realidad, me había vestido como una puta para excitar a ese gilipollas. 
    De esa guisa, cualquier maromo al uso me hubiese pedido cuanto cobraba en el malecón. Una mujer culta y decente como yo no se viste así si no es por una razón de peso. Menos mal lo único tenía que hacer era salir de mi garaje y entrar al de él. 
    
    A mitad de camino no podía más. He de decir había tenido esa noche algún sueño erótico encubierto que estimulaba mi subconsciente como si pasase un profundo recuerdo subliminal de vez en cuando. Así las cosas, desvié mi todoterreno casi inconscientemente y me adentré en un camino seco y polvoriento para masturbarme. 
    Paré el motor, eché y recliné el asiento para atrás, cerré el coche desde dentro y comencé a sacar mis maduras y colgantes tetas por debajo de mi camiseta y tocarme un coño que a esas alturas estaba terriblemente empapado. Puse el espejo interior del coche de manera enfocara mi raja. El sol que entraba por el parabrisas lo iluminaba. ...
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