1. El Chinto.


    Fecha: 04/01/2021, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... interno y mi ano se contraía para aprisionar lo que había luego de la corona del glande. Empujó más hasta meterlo todo y, aunque no era de gran tamaño, mi cuerpo y mente captaban que algo cálido y grandioso estaba dentro de mi. Así lo mantuvo por unos segundos, empujando para que entrara hasta la raíz y no saliera. Luego vino lo mejor. Cuando sentí que lo iba a sacar para iniciar los movimientos propios de la cogida, apreté mi culo como para no dejarlo salir y así de apretado, la sensación del paso de la corona del glande fue grandioso, acompañado de un chasquido, la cabeza paso el esfínter exterior y la verga llegó hasta que la cabeza quedó en la mera puerta de mi ardiente culo.
    Apenas había salido, Chinto vuelve a empujar y nuevamente capto la agradable sensación del brinco que da su gran cabeza cuando rebasa al esfínter de adentro. Que ricura, aquello era tan divino que me puso en las nubes. Cada vez que hacía tales movimientos, me transportaba hasta los más alto del cielo. Con esas sensaciones, ninguna mujer u hombre puede resistirse a ser penetrado, aún con lo pequeño que se vea, tenerlo adentro de uno, se convierte en algo grandioso, digno de los más exigentes gustos. “Por desgracia”, en esta ocasión no fueron tantas metidas y sacadas como yo hubiera querido, el Chinto verdaderamente andaba urgido de coger, antes de lo que yo hubiera preferido, dio un fenomenal gemido y lo metió toda, hasta la raíz, a la vez que lanzaba el primero chorro de los ardientes y abundantes ...
    ... mecos que traía en su cuerpo y que, para mi beneplácito, me los estaba dejando dentro de mi recto. Con toda la gran circunferencia del borde de su glande, cuando lo sacaba se traía un buen de leche que me depositaba a la entrada de mi humanidad y sentía cómo lo caliente del jugo, corrían por mi pierna. Con la última arremetida que me dio, hizo una mueca de satisfacción, rodeo mi cintura con su mano y me atrajo hacia si, como queriendo que su caliente verga encontrara lo más profundo de mi recto. Luego bajó un poco la mano y tocó mi verga, que estaba “llorando” a mares y tan duro como el fierro, lo aprisionó con toda la palma de su mano y así se quedó, haciendo suaves movimientos de arriba abajo como queriendo sacarme los jugos que también traia dentro de mis testículos.
    A pocos minutos la suya se contrajo y se salió de mi. Me giró hacia su lado, quedé boca arriba, él aprisionando aún mi verga ya con varias gotas del pre esparcidas por su mano a todo lo largo de la mía. Se ergio hasta quedar sentado y puso su boca en la cabeza de mi henchido fierro. Como que probó el sabor del líquido que invadía mi carne, para luego metérsela en la boca hasta que topó en lo profundo de esa caliente cavidad bucal. Era una rica sensación de humedad y calidez, enriquecida luego con movimientos circulares de su lengua. Si hubiera podido verme los ojos, seguramente los habría visto totalmente en blanco. mi cuerpo se aflojó tanto que ya no lo sentía, todo mi ser estaba centrada en la sensación de ...
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