1. Cruce de rutas


    Fecha: 31/12/2020, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... frente. Estaba sin corpiño. Sus pezones apuntaban como flechas. Retiré la vista. No quería calentarme demasiado. Quería dormir. De otra manera pasaría vergüenza. Suponía que desde atrás el camisolín apenas cubriría los cachetes.
    Y se acostó junto a mí.
    -Estás hermosa.
    -No exagerés.
    La abracé contra mí sin ninguna resistencia. Al apretarla contra mi cuerpo sentí sus tetas. Igual solo pensaba en dormir y así fue. A su aroma muy pronto lo abandoné para entrar en el sopor de la digestión. Supongo que pasó una hora cuando desperté con ganas de ir al baño. Carmela seguía dormida y no quería despertarla.  Suavemente saqué el brazo debajo de ella y me levanté. Pero abrió los ojos.
    -¡Oh! Perdoná, te desperté.
    -No importa. ¿Dónde vas?
    -Voy al baño. No tengo más remedio.
    -Ja, te espero.
    Ese “te espero” me encantó. Hice los que tenía que hacer. Me lavé bien. Hice algunos buches y volví al dormitorio. Ella estaba semi sentada en la cama y sonriente.
    -Ahora me toca a mí.
    Se levantó y salió. Efectivamente no tenía el corpiño. A pesar de sus grandes tetas y de los años, se notaban muy firmes. Cuando volvió yo tenía la pija al palo, pensando en lo que haría o por lo menos en lo que intentaría. Se acostó a mi lado sin dudar y cuando la abracé me correspondió con ambos brazos. Me incliné sobre ella y la besé. Esta vez con más decisión. Carmela correspondió con ganas. Le separé los labios con la lengua y no ofreció resistencia. Me apreté con el propósito que sintiera el choto contra ...
    ... ella. Abrió la boca y me correspondió. Nuestras lenguas se cruzaron y se lamieron. Sentí sus tetas contra mí. Nos besamos cada vez más apasionadamente y mis manos empezaron a trabajar sobre su cuerpo. El vientre, la espalda, la cintura, y llegué a las tetas. ¡Geniales! Los pezones durísimos. Ella estaba dispuesta. Ninguna palabra. Me deslicé sobre su cuerpo, sobre el camisolín y fui llegando abajo. A la altura de su ombligo levanté la prenda y lo besé y hurgué con la lengua. Carmela se acomodó. Seguí bajando hasta llegar al pubis. Abrió las piernas y mi lengua sintió la humedad de sus labios. Acaricié con la lengua la ingle. Ella tembló. Llegué a los labios mayores. Un laguito como si hubiera acabado. Busqué el clítoris y comencé a los lengüetazos hacia un lado y hacia otro. Lo  apretaba con los mis labios y recorría con la lengua su húmedo interior. Carmela se sacudió y allí si sentí su orgasmo y la inundación en mi cara.
    -¡Aaaaaaa! ¡Ayyy! - Suspiraba y gemía. No paraba de acabar como si lo hubiera estando esperando mil años. - ¡Eso, esooooo! ¡Qué lindoooo!
    -¡SI SI SI! ¡ASÍ! ¡ASÍ! – Yo aprobé casi a los gritos su hermosa acabada.
    Metí dos, tres dedos en la concha y comencé al viaje contrario reptando sobre su vientre con la lengua lamiendo su piel. Llevé el camisolín hacia su cuello y me saqué como pude el calzoncillo. Yo había hecho de lado su bombacha, para lamerla. Ahora se la bajé. Ella acomodó sus piernas para que pudiera sacarla fácilmente. Cuando llegué a la altura ...
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