1. En el cine


    Fecha: 05/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Juan, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... arriba, justo para que él la pudiera ver en todo su esplendor. Me quitó la remera despacio, sin ningún movimiento brusco, dejando mi espalda desnuda. Me observó un momento y me dijo que nunca había visto un cuerpo tan hermoso y tan femenino en un chico. Era muy amable y complaciente y lo que me decía me excitaba cada vez más. Me sentía casi desnudo y a su merced.
    Me pidió permiso y comenzó con masajes en mi espalda. Su cadera estaba a la altura de mi cabeza, él estiraba sus manos y me masajeaba toda la espalda que, más bien, parecían caricias, las más excitantes que me habían hecho. A decir verdad, las únicas.
    Mientras me daba los masajes sus movimientos provocaban el roce de su pelvis con mi cabeza, haciendome sentir en cada empujón su duro y caliente miembro. Cada movimiento de masaje suave y lento era un empujón de su pene sobre mi cabeza. Se sentía tanto su excitación y me encantaba que me rozara y me apretara simulando que lo hacía sin querer. En un momento me preguntó si me hacía mal o si me molestaba, le contesté que al contrario, que me sentía muy a gusto.
    Se separó de repente pero no pude ver lo que hacía pues su masajes me habían excitado y relajado a la vez. Recomenzó los masajes pero sentí algo diferente. Al darse cuenta de mi excitación se había animado y se había sacado su ropa, estaba completamente desnudo. Sus empujones y roces de su pene pasaron a ser directos contra mi cara. Yo trataba de moverme de tal manera de frotarlo contra mi nariz y mis labios. ...
    ... Sentía unas ganas locas de tragarme esa cosa tan dura y caliente y sentirla adentro de mi boca y no parar de chuparla. Intenté abrir la boca para poder meter en alguno de esos movimientos  su cabeza llena de presemen pero repentinamente abandonó los masajes y me dijo que para profundizar en la práctica era necesario hacerlo sin nada de ropa pero volvió a aclararme que sólo si yo estaba de acuerdo. 
    
    Debió darse cuenta que estaba totalmente entregado porque yo no hacía otra cosa que contestar que si a sus propuestas.
    Comenzó a acariciarme las piernas desde abajo, pasando por las pantorrillas, siempre suave y lento, luego la parte de atrás de los muslos hasta llegar a mi cola. Tomó la parte superior del short y empezó a bajarlo. Despacio yo iba sintiendo mi cola desnudarse y su mirada clavarse en mí. Quedé completamente desnudo, sus manos masajeaban mis nalgas. Volvió a decirme lo hermoso que era mi cuerpo. Mi pene erecto delataba mi excitación. Entre los masajes empezó a darme besos recorriendo con su boca toda la superficie de mis nalgas. Sentía su boca acariciar y apretar, acariciar y apretar. Así estuvo por unos aegundos cuando de golpe se dirigió directo hacia mi ano. Su lengua pasó a convertirse en una víbora tratando de meterse dentro de mí. Eso era el paraíso. Pero en ese paraíso sentía que en cualquier momento iba a explotar de la excitación. Esa lengua era tan increíble que exploté de verdad. Mi semen comenzó a salir de a chorros mientras mi pene latía sin parar. Juan ...