Andrea, mi linda y virgen noviecita - Relatos Eróticos

Andrea, mi linda y virgen noviecita

... fuerza, si eso se llega a dar será cuando tú lo decidas, cuando te sientas segura.

Bese sus labios gruesos y húmedos, me respondió al beso y estuvimos así por varios minutos, hacía mucho calor  y el calor de nuestros cuerpos con las caricias nos hacía sudar mucho.

Ya me dio sed ( me dijo) 

Quieres algo lo pido

Un refresco
Ok, voy a subir al cuarto para pedirlo desde la línea del teléfono

Cuando ibaen los primeros escalones me llamó

Roger ( así me dicen todos mis conocidos) te pido algo?

Cómo?

Si, que si subo contigo me prometes portarte bien? No me quiero quedar solita acá abajo y además quiero ir al baño

Prometido mi Amor, tenme confianza por favor.

Baje a ayudarla a salir del auto y de nueva cuenta me dijo

Promete que no me vas a forzar a nada y que me vas a respetar

Teo primero, y si quieres en auto tengo unas cuerdas, si quieres atarme de las manos para sentirte segura, házlo.

En verdad traía unas cuerdas de unos empaques de mi negocio en el auto, lo que no imaginé fue que me tomara la palabra, pero me deje, no dije nada y estaba dispuesto a no hacer nada que no quisiera, el límite ella lo pondría.

Me ato con unos nudos bien apretados por más muñecas, solo que lo hizo dejando mis manos por delante y separadas, digamos que no me tenía la suficiente confianza pero pecaba de inocente puesto que tenía mucha libertad de movimiento como para desatarme y incluso así dominarla.

Entramos al cuarto y dejé la puerta abierta, en el buró ...

... había dos botellas con agua y me dice que ya no había necesidad del refresco, al mirar el entorno sorprendida descubre un tubo a medio cuarto y riéndose decía que no podía ser, que no se había imaginado como era un cuarto de motel, y luego al entrar al baño y ver qué la bañera y regadera tenían cristal transparente y frente a la cama dijo que no podía ser eso, que u a vez que saliera del wc nos fuéramos. Mientras entro al baño, yo me recosté en la cama y encendí el clima, cuando salió y me vio acostado me dice 

Flojo, ya vámonos

Espera, que tanto miedo, ya te prometí no forzarte a nada y luego me tienes atado de las manos
Me senté en la orilla de la cama y la invite a sentarse jugo a mi, ahí empezamos de nuevo con nuestro cachondeo, mi miembro estaba demasiado duro, me lastimaba el pantalón pero me contenía las ganas, entre los besos pase mis manos por encima de su cabeza y la dejé rodeada de la cintura, sentía su cuerpo vibrar, estremecerse y su respiración se agitaba, poco a poco nos fuimos recostando hasta quedar debajo de mi cuerpo, nada me decía, seguía besándome y dejando que le besara los labios, el cuello, la oreja y se estremecía cada que le decía que estaba hermosa y que olía muy rico, que me gustaban sus besos y el sentir su piel suave me encantaba.

Poco a poco fui bajando mis besos hasta la altura de sus hombros desnudos, la blusa que vestía así lo permitía, solo cerraba sus ojos y lanzaba pequeños gemidos, para ese momento mi atadura la había aflojado, ...