1. Gane dinero extra


    Fecha: 08/06/2020, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: Adaptación316, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... el recreo, me fui directamente a uno de los extremos del patio, donde hay como una especie de muro, cerca de las vallas y los árboles proyectan su sombra. Cuando llegué, ya me estaban esperando dos chicos de un curso superior. Nos sentamos en el suelo, uno a cada lado y yo en el medio, se sacaron las pollas, y los empecé a pajear a la vez. Ambos aprovechaban y cada uno era dueño de uno de mis pechos, los cuales manoseaban y apretaban a placer, pero por encima de la ropa. Esta era de las pocas veces que masturbaba a dos chicos a la vez. Requiere práctica, pero es mucho más excitante. Sentir resbalar las manos mojadas de saliva sobre dos miembros al mismo tiempo, las respiraciones agitadas de los dos, y además el ruido característico del recreo. Cuando su orgasmos estaban ya cerca (lo notaba porque empezaban a agarrarme con fuerza los pechos), tuve cuidado de donde se corrían, pues ya una vez me pusieron perdida mientras se la hacía a dos chicos a la vez, en aquella misma posición, pero la experiencia me evita volver a pasar por esos tragos. No obstante, las manos sí me las dejaron bastante pringosas, por lo que procedí a limpiármelas con un kleenex. Me pagaron y se marcharon. Apenas pasaron cinco segundos cuando llegó otro.
    
    carlos es otro habitual. Es repetidor y de un curso superior y posee la verga más grande que nunca he visto. Lleva mucho tiempo intentando convencerme para que también haga mamadas, pero yo me niego continuamente. Siempre me dice algo mientras estoy ...
    ... a lo mío.
    
    No sé cómo consigo mantenerle a raya, la verdad, porque tiene mucha autoridad en todo el colegio.
    
    – Bueno, te has decidido ya? Por fin vas a chupármela?
    
    Fue lo primero que me dijo, al tiempo que posaba una mano en mi pecho derecho y la otra se aferraba a mi culo. Le respondí que no y se rió.
    
    – Siempre igual! Bueno, pues ponte a lo tuyo, que sólo quedan diez minutos de recreo.
    
    Se quedó apoyado sobre las verjas, semisentado, y yo me puse de rodillas delante de él. Su inmensa verga emergió morcillona delante de mí. Apenas cuatro caricias fueron suficientes para endurecerla lo suficiente como para que las venas se marcaran por todo el tronco. Dejé caer mi saliva sobre su capullo y él intentó acercarme la verga a la boca. Le miré a los ojos y el soltó una carcajada.
    
    – Tranquila preciosa, era broma!
    
    A otros ya les había dejado a medias por pasarse de la raya, pero con él era distinto. No podía hacerlo, no me sentía capaz.por que me encantaba su verga A pesar de ello, y como nunca llegaba a pasarse demasiado, yo seguí con lo mío. Volví a echar saliva sobre su miembro y la extendí con la mano derecha. Di unos rápidos zarpazos para endurecer un poco más su instrumento y empecé con los movimientos lentos pero duros, agarrando firmemente la verga, subía y bajaba, arrastrando la piel del glande, que cubría y mostraba alternativamente todo su capullo enrojecido. Tras esto, mi mano izquierda también entró en juego, tocando sus huevos delicadamente pero con ...
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