Mi tía, mi amante - Relatos Eróticos

Mi tía, mi amante

... completamente bañada por mis jugos vaginales, de cuando en cuando me levantaba para dejarla respirar y cuando tomaba aire aprovechaba para colocarle mi cosita entre su boca, luego le puse mi culo en su cara y apreté mis nalgas aprisionado su rostro provocándome un orgasmo que me pareció interminable, era la primera vez que unos labios me besaban mi ojete virgen.

Una vez que sabíamos nuestros más lujuriosos deseos nos quedamos dormidas abrazadas, ¿Cuánto tiempo duro todo eso? No lo sé, el tiempo para mí se detuvo, pero de que fue mucho, si que lo fue, porque no me rindió la noche para dormir.

Cuando despertamos ella se sentía mal, me decía que eso no debió pasar y no volvería a pasar jamás en la vida.
La tomé del pelo y la atraje hacia a mi para mirarla a los ojos directamente

-No mi amor, tu ahora eres mía, eres mi mujer, mi putita, mi perrita y yo tu marido, lo entiendes ¡mía nada más!

Sentí que se estremeció y bajo la mirada, después suavice mi tono de voz y le dije al oído

-No te resistas, te gustó tanto como a mí, y podemos ser felices juntas, estoy segura de que te amo 
-Pero no es correcto, ¿Que va a decir la gente? 
-Me vale lo que diga la gente, me gustas y se que yo a ti, y si tanto te preocupa, no tienen porqué saberlo, será solo entre tú y yo que es lo que vale.

Nos besamos, ella le aviso a nuestra tía que no iría a trabajar porque se sentía mal y yo hice lo propio, pidiendo a una compañera me relevara un turno que me costó doble, pues le repondría con trabajo y además le pagaría el día, pero valió la pena, porque ese día fue un maratón de sexo el que vivimos mi ex tía, mi ahora amante cachonda y yo.