1. Don Roberto y Valentín de la sierra.


    Fecha: 03/06/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    A los 32 años fui contratado por don Roberto para hacer un deslinde en un paraje muy adentro de la sierra, el pueblo más cercano está a 6 horas en camioneta, por caminos de terracería verdaderamente sinuoso y difícil de transitar. Mi cliente era un apuesto y rico hombre de unos 50 años, clásico pudiente de pueblo, casado con una bella y distinguida mujer, quien me brindó un trato de primerísima calidad y con quien tuve el placer de conversar, en tanto don Roberto, ayudado por Jacinto y Elías, 2 jóvenes serranos de muy buen ver, cargaban lo que se iba necesitar durante las 2 semanas que íbamos estar metidos en la sierra. Tuve una noche muy tranquila durmiendo en una gran recamara con 3 camas que nos asignaron a los 2 ayudantes y a mí.
    Aún no amanecía cuando partimos en las 2 camionetas bien cargadas de cosas y víveres. A eso de las 9 de la mañana llegamos a una casa donde ya nos estaban esperando con un rico almuerzo, café, chocolate con leche de cabra, carne de venado, frijoles refritos, un molcajete de chile y tortillas hechas en el momento… riquísimo. Luego de haber disfrutado de tales manjares, continuamos nuestro ajetreado viaje, para llegar a otro rancho a eso de las 3 de la tarde en donde ya nos estaban esperando con una comida tan rica como el almuerzo. En ese lugar se estableció el campamento, donde ya nos estaban esperando 5 hombres más para completar la brigada. Luego de comer, instalaron las casas de campaña en tanto yo disfrutaba del lugar, del aire puro, sin ...
    ... más contaminación que el humo y aroma a leña de roble quemada, un verdadero deleite.
    A eso de las 9 de la noche, después de haber disfrutado de un buen plato de frijoles de la olla con la infalible carne de venado, salsa picosa con jitomate asado y martajado en el molcajete, nos dispusimos a ocupar nuestras respectivas tiendas de campaña. A mí me tocó una para 2 personas que la compartiría con don Roberto mientras estuviera con nosotros. Para protección en contra de animales, estaba totalmente hermética y equipada con 1 colchón de plástico relleno de aire, una colchoneta térmica, sabanas y buenos cobertores para el frio de la montaña.
    Desde siempre y donde sea, acostumbro meterme a la cama totalmente desnudo, sea cual sea el clima, con toda naturalidad y entre la plática con don Roberto acerca de lo que haríamos al siguiente día, me quité la ropa y nos acostamos cada quien en su lado. Seguimos conversando un rato más y al fin nos dispusimos a dormir, pero como sentí frio, me levanté a cerrar la ventila del techo.
    —Tiene frio ingeniero— me pregunto don Roberto. 
    —Si, ya se siente más— le contesté. 
    Hizo algunos movimientos y luego sentí que el patrón agregó sus cobertores a los mios y se metió dentro de ellas diciendo 
    —A grandes males, grandes remedios, la unión hace la fuerza, le molesta? — 
    Al tiempo que sentí que su cuerpo ya sin ropa alguna, se juntaba al mío, con cierta tendencia le comenté 
    —No, para nada y hasta quedamos en iguales circunstancias—
    —Para que haya ...
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