1. Mi madrastra dormida


    Fecha: 12/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Calamar, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Más o menos cada semana me gustaba ir a la casa de mi papá, él se había separado de mi mamá y tenía una nueva mujer, y la verdad ella era bastante buena conmigo. También tenía una hija, que era mi hermanastra, yo tenía 12 años y mi hermanastra 7, en fin, yo con mis 12 años ya estaba con las hormonas muy elevadas, lo que me llevó a hacer muchas cosas durante la noche. La cama de mi papá y su mujer estaba pegada a la de mi hermanastra, y yo dormía con ella, y en las primeras noches de calenturiento que tuve me conformaba con eso. Abrazaba a mi hermanastra y me frotaba el pene en su culito, se sentía muy rico, y ya desde hace tiempo que la usaba para satisfacerme, incluso a veces ella me frotaba con las piernas abiertas, le hice pensar que era un juego inocente y la verdad no se si le gustaba, no tengo idea de si las niñas de su edad pueden sentir excitación o algo así, pero se veía que se divertía. Aún así eso no me bastaba, sobretodo cuando me empezaron a llamar la atención las enormes tetas de mi madrastra, y todo comenzó un día que fui de visita cuando hubo una fiesta. Ese día cuando todos se fueron a dormir estaban como troncos, incluída mi madrastra, y ella siempre dormía del lado de la cama que apuntaba hacia mí, yo no estaba seguro si entrar en acción porque si se despertaban y estaba abrazado a mi hermanita no había problema, pero si me encontraban en la otra cama abrazando a mi madrastra a lo mejor pensaban que algo estaba mal, pero al ver las tetas de mi madrastra ...
    ... me di cuenta de algo, estaba sin brasier, solo se había acostado con camisa, y una muy delgada. Sin poderme resistir a eso me acerqué muy poco a poco hasta llegar a ella, y comencé a tocarle los pechos. Me sentía muy excitado, primero le toqué uno con solo una mano, ella no parecía reaccionar y su respiración no cambiaba, así que fui apretando cada vez más su pecho, tanteando bien lo blando que era, parecía una gelatina, o un globo de agua, pero su pezón estaba duro por el frío. Sin poder aguantar más me dió igual que me fueran a pillar y me pasé del todo a la otra cama, y quedé acostado junto a ella, que estaba recostada boca arriba, pero con el cuerpo inclinado hacia a mí (vaya suerte). Decidí hacer algo más atrevido, antes de acariciarle sus dos enormes pechos con ambas manos me acerqué a su rostro, olía a licor, pero me daba igual, y topé sus labios con los míos. Esta vez si hubo reacción, pero no mucha, solo se movió un poco. Volví a intentarlo, pero esta vez más apretado, como si simplemente se le hubiera puesto un brazo encima o algo así, comencé a saborear sus labios, a sentirlos junto con los míos, y luego de meter un poco mi lengua y ver que sus dientes cerrados me impedían entrar más, decidí parar. Agarré, esta vez con firmeza y seguridad, sus ambos senos que apenas caían en mis manos, la voltee un poco hacia mí, con cuidado, de modo que sus piernas quedaran juntas, y entremedio puse mi pene, comencé a meter y sacarlo de ahí con mis caderas, mientras le tocaba los ...
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