1. El amigo de mi hijo


    Fecha: 18/11/2017, Categorías: Gays Autor: SantiagoRodriguez, Fuente: SexoSinTabues

    ... suspiraba aliviado; cuando la base de mi glande estaba cerca del anillo de su esfínter, él lo apretaba con fuerza y me la ahorcaba, entonces yo volvía a metérsela despacio, muy despacio, y repetíamos todo el ciclo… a veces, cuando él apretaba el esfínter yo le pedía que se relaje y le metía toda la verga de golpe con violencia, a lo que él respondía con un grito de dolor y con insultos: “¡bruto! ¡animal! ¡desconsiderado!”. Eso me ponía. Luego continuábamos con el mete y saca despacito, hasta que el me pedía que lo vuelva a embestir y yo le obedecía. Él volvía a insultarme y así, en esa situación, pasamos como dos horas. Yo sentía ese culito estrecho y caliente a lo largo de mi verga. ¡Sí que estaba caliente, y cada vez se calentaba más! Mis manos abrían sus nalgas y el hueco se le dilató tanto que en un momento entraron también mis testículos en su culo: la sensación de calor y humedad en mis huevos fue enloquecedora y yo lancé un gruñido de placer… ese culito me estaba llevando al cielo. Me descontrolé y empecé a meter y sacarla con más fuerza y velocidad; le apretaba el pecho mientras le lamía las tetillas, o le mordía el cuello y le metía la lengua en la boca hasta la garganta mientras mis huevos volvían a sentirse acogidos por ese anito caliente. La excitación iba aumentando y yo sentía que la leche se me iba acumulando en las bolas, las cuales estaban a punto de estallar como coche-bombas. Apreté al muchacho contra mi cuerpo y ya no pude más: anuncié mi orgasmo con un ...
    ... grito que me salió de las entrañas, le empujé hasta las bolas y descargué como 20 disparos de semen espeso, después de los cuales el placer no abandonó mi cuerpo y solo atiné a continuar metiendo y sacando mi verga mientras una cosquilla riquísima me invadía el cuerpo desde la punta del glande, subía por mis huevos hasta mi espalda, llegaba a la coronilla de mi cabeza y luego bajaba hasta mis nalgas y de ahí seguía hasta las plantas de mis pies, para volver a concentrase en mi glande e iniciar nuevamente el circuito. Me dejé llevar por el placer y apreté más fuerte sus pectorales, mordí su cuello con fuerza, jalé sus cabellos… el muchacho gritaba de dolor y me pedía que me detenga pero no le hice caso: ese culito era mío y yo estaba haciendo lo que me daba la gana con él. Perdí la noción del tiempo. Ese orgasmo continuo duró más de hora y media, creo, tiempo en que taladré sin misericordia el esfínter del chibolo y castigué el resto de su cuerpo como me dio la gana. Cuando estuve bajando un poco las revoluciones lo sentí contraerse bajo mi cuerpo, me abrazó y clavó sus uñas en mi espalda para luego eyacular una gran cantidad de semen en medio de gritos de placer. Luego se rindió y se abandonó a mí, situación que aproveché para seguir morboseándome y dándole a su anillo el uso que se merecía. Asumo que pasaron 45 minutos más hasta que me desplomé sobre él; bajé sus piernas sin sacarle mi verga (como es larga, no tuve problemas con eso). Quedamos en la posición de misionero y nos ...