1. El amigo de mi hijo


    Fecha: 18/11/2017, Categorías: Gays Autor: SantiagoRodriguez, Fuente: SexoSinTabues

    ... eso Dante tocó la puerta del cuarto. Me dijo que tenía frío y se metió en la habitación. “Si quieres te doy un pijama y una frazad…” no terminé de hablar y el muchacho ya se había metido en mi cama. Yo no supe qué hacer. “Disculpe la conchudez”, me dijo. Le dije que no se preocupara… en el fondo la situación me parecía tierna, aunque yo ya estaba empezando a pensar en qué otra cosa podría suceder. Además, el chibolo estaba atravesado en mi cama bocabajo y me dio la impresión de que se quebraba para sacar culo. “Gracias por recibirme, señor. La verdad es que me daba mucho miedo que algún taxista inescrupuloso tratase de violarme, y pensé que si iban a abusar de mí sexualmente, mejor que lo haga alguien que conozco y que me gusta”, me dijo, y se le atropellaban las palabras de lo borracho que estaba. y sin embargo, se acariciaba las nalgas. “¿Y por eso llamaste a mi hijo? ¿Ibas a hacerlo con él? ¿Son pareja o algo?”, le pregunté. “¡Noooo!”, me respondió. “Su hijo sabe que soy gay pero él no lo es… además es mi pata; ni hablar podría tener algo con él, es como mi hermano. Pero usted es un hombre muy guapo, y sé que le gusto y sabe que me gusta… y yo estoy muy borracho y usted no… y yo estoy en su cama bocabajo, a su disposición… indefenso, expuesto y hambriento…” Dante me estaba calentando con sus palabras. Yo estaba completamente erecto en un extremo de la cama mientras él se acercaba a mí, gateando; alcanzó mi verga y trató de sacarla para chuparla. Yo me acosté bocarriba. ...
    ... La liberó del calzoncillo y grande fue su sorpresa al encontrarse con un gran pene de 25 centímetros de ancho y 15 de diámetro. “¡Se me fue la borrachera de golpe!”, me dijo. “¡Esta huevada es gigaaaaante!”, gritó con los ojos desorbitados. Y empezó a agarrármela y a besármela mientras nos hablaba a mí y a mi pinga: “¡qué grande la tiene!”, “¡eres enorme!”, “¡me vas a hacer doler!”, “¿quieres entrar en mi culito apretado y partirme en dos?”. Acto seguido, empezó con los lengüetazos y luego me la mamó como un experto. ¡El muchacho era un tragasables! “Nunca lo he hecho con un hombre”, le dije. “La verdad es que yo tampoco”, me dijo; “nunca me han dado por detrás, solo he chupado y me han lamido el culo”. Dicho esto, giró el cuerpo de tal manera que, sin dejar de chupármela como los dioses hizo que su culito quede a la altura de mi cara. Como acto reflejo, saqué mi lengua y la puse en la entrada de su culito. Le arranqué un alarido de placer, lo cual me incentivó a lamer su anillo, rosadito y adornado por vellos castaños, sumamente apretado, coronando dos nalgas completamente redondas y duritas, no como piedras sino como acogedoras almohaditas. Agarré con fuerza esas nalgas regalonas. Le lamí la raja como si fuera una conchita, jugando con mis dedos; fui introduciéndolos un poco, de a uno, de a dos, de a tres… vaya que sí era cierto que ese culito estaba cerradito. Dante se excitaba con eso y se metía toda mi pichula erecta hasta el fondo de la garganta y más allá, lo cual me ...
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