Relato 5 - 48hs - Danila Crossintima - Relatos Eróticos

Relato 5 - 48hs - Danila Crossintima

... jajjaja

Reímos un poco mientras retomamos el viaje. Seguimos hablando de cualquier cosa mientras tomábamos los cafés, el mio cortado con lechita. Mientras yo embadurnaba las galletitas con mi leche y las iba comiendo hasta vaciar el pote. En un momento fue tan natural que de algún modo seguimos con la charla como si no estuviese pasando nada especial, y yo comiendo mis galletas como si fueran endulzadas con una mermelada.

Cuando llegamos, casi al mediodía, luego de más de 4 hs de viaje, fuí directamente a cambiarme con mi cartera y mi valija llena de las cosas que me había regalado mi hombre en estos meses. El Bungalow tenía un living y la habitación, con baño en suit. Me fuí directamente a la habitación, cerrando la puerta. Me daba como vergüenza y miedo que mi macho me viera de hombre, como me venía viendo. Ya se que es ridículo, pero me sucedió eso, sentía la necesidad interna de estar femenina como por arte de magia apenas entraba a ese lugar. Tanto que me dió mucha pena cuando entró detrás mío a darme unas bolsas de cosas nuevas que había comprado. Tal fue la situación que se retiró apurado diciendo “perdón, perdón, perdón, solo quería darte esto…, me voy , me voy, tranquila…”
Igual por suerte entró. En las bolsas había un vestido muy hogareño, liviano y relajado de flores. Al estilo Pin Up, como me encantan. Era perfecto para ese momento. Empecé por limpiar mi jaulita, después de tantas horas de calentura se había llenado de precum. Puse también el plug, ...

... necesitaba dilatarme un poco y llenar mi colita con algo. Por supuesto me puse el vestido nuevo. Una peluca rubia muy bonita, con un moño rojo precioso a modo de vincha. Unos tacos altos de base ancha, rojos también, al tono del moño y de mis labios. El corset tipo bajo busto, que completé por debajo del vestido con un sostén divino y los rellenos de pechos, un poco más grandes de los que había usado en el auto, unas medias de lycra con portaligas. Estaba divina. Por primera vez desde que estaba con mi hombre me pinté las uñas. Este gesto pequeño tuvo un gran efecto en mí, me llenó de excitación y me sentí transformada en mujer definitivamente. 

Cuando salí José no lo podía creer, se acercó lentamente y me dijo que era la mujer de sus sueños, que no había nada más bello que lo que estaba sucediendo. Me beso y me abrazó. Me convidó unos mates, mientras nos manoseábamos y nos rosábamos “por casualidad”. Decidimos ir a dormir un poco, estábamos cansados de levantarnos temprano, del trajín del viaje, de toda la calentura que llevábamos y mi macho de manejar. Además, era algo que nos debíamos y que no habíamos podido hacer aún: dormir tranquilos juntos.


    Así lo hicimos. Me recosté sobre su brazo un rato acurrucada, mientras él me hacía mimos. Cuando el sueño empezó a hacer efecto me di vuelta y nos pusimos en cucharita. Dormimos un rato en esa posición, hasta que empecé a sentir que se frotaba en mi cola tomándome de la cintura. Para seguir el juego me hice la dormida, mientras ...