1. Marion


    Fecha: 27/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Valmont2018, Fuente: SexoSinTabues

    ... rápido como me lo permitía mi urgencia me desnudé a mi vez y subí a la cama con ella. La abracé con ardor y la magree por todas partes. Mis manos parecían tener vida propia, corrían por toda la superficie de su pequeña humanidad, gozaba sus muslos, su culito, su espalda, sus brazos y con un dedo inicié un suave recorrido por su pequeña y tierna vulva donde no había ni la más ligera sombra de vello alguno ni signos de que pronto habría, pero al hacer algo de presión en su cosita y meter un poco más allá mi dedo comprobé algo que me maravilló: ¡Estaba húmeda! Yo estaba acostado sobre mi lado derecho y Marion a mi lado bien pegada a mí. Un poco para ver qué pasaba y otro poco para constatar hasta donde podríamos ir, puse mi mano izquierda sobre la cabeza de la niña e hice un poco de presión hacia abajo. Ella no se resistió y sin más demanda bajo su torso hasta llegar a mi verga que estaba más firme que un poste, la tomó con sus manitas y la empezó a acariciar suavemente y en seguida la cubrió con su hermosa boquita. ¡Cielos!, nada más sentir esa calidez, la saliva con que la bañaba y las succiones que empezó a dar casi me corro pero me controlé y me dispuse a gozar. No quise cerrar los ojos y abandonarme a la caricia, quería grabar en mi corazón la imagen de esa liadísima nenita con mi verga en su boquita y contemplé extasiado el espectáculo del que yo y ella éramos protagonistas. Después de unos minutos de estar chupando, la subí hasta la altura de mi cara y la besé con enorme ...
    ... pasión bien correspondido por sus gruesos labios. El sabor de mi pene transmitido por su boquita me supo delicioso. Quise corresponder y empecé a bajar por su pequeño cuerpecito, gocé su cuello, me detuve en sus pezones planos, luego en su estómago dónde hice algo que la hizo soltar una risa de complicidad y alegría: sobre su ombligo soplé aire para hacer ese ruido que semeja un pedo y seguí camino abajo hasta llegar directamente a su tierna rajita. Ella abrió bien sus piernitas esperando la caricia que ya sabía que vendría y yo comí la ambrosia que los dioses comparten con los mortales a los que les profesan cariño. Sus juguitos me supieron a maravilla, lamí y lamí en tanto que Marion se retorcía, tomaba mi cabeza y la presionaba más contra su cavidad. Me separé, le di la vuelta y acaricié sus perfectas nalguitas, las abrí para conocer el espectáculo de ese hermoso asterisco que me prometí llegaría a ser mío en algún momento de la vida y mientras eso hacía Marion volvió a sorprenderme pues subió su culito para hacer más fácil y cómoda la maniobra. Metí la lengua cuanto pude en su agujerito posterior, besé sus nalguitas, les di unos suaves mordisqueos y luego con mis manos la alcé un poco más hasta hacer que sus rodillas la sostuvieran y su cabecita quedará sobre la cama, me coloqué detrás, arrodillado y apunté mi fierro a su hoyito posterior, pero al sentir la cabeza de mi verga que tocaba a esa puertecita para entrar, Marion me susurró: “No me lo vayas a meter que todavía ...