1. Aquel negro feo me cenó en la suite de su jefe


    Fecha: 26/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Svett, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabeza más gruesa que el tronco parecía una fruta suculenta y deliciosa que parecía exigirme que la mordiera y le extrajera todo su jugo y sí, me prendí como si tuviera muchos días sin alimentarme; apenas me cabía esa fruta que tenía un aroma muy fuerte a hormonas que se fue difuminando conforme yo sorbía la piel de su glande, igual de ansiosa bajé por el tronco entre lenguadas y chupadas hasta llegar donde se junta con su huevos, enormes para variar, su tubo seminal era muy abultado y seguramente saldrían chorros gruesos de semen por ahí. Pude escuchar que al lamer donde se juntan el garrote y los huevos lanzó unos gemidos gangosos y se estremecía, por lo que me dediqué a succionar justo ahí donde se une el garrote con los huevos. Él me presionó la cabeza contra su sexo y le di mordiscos y lenguazos, que ahora lo hacían rugir; entonces me paré y tomando la cabezota de su palo lo jalé rumbo a la cama, que era gigante y muy adornada.
    
    Me recosté y me abrí de piernas esperando que me penetrara ya con su hermosísimo pene, pero no, Abdel metió su cabeza entre mis piernas y con la maestría de un experto me trabajó los labios de mi coño, haciendo pausas que me desesperaban hasta que decidió hundir su lenguota para frotar mi necesitado clítoris... y llegó un espléndido y relajante orgasmo, en medio de movimientos convulsivos y gemidos mientras mi hombre sorbía mis jugos golosamente. No terminaban mis convulsiones y levanté mis caderas, lo vi con toda la lujuria del universo ...
    ... exigiéndole con la mirada que me llenara de verga la vagina; entonces se dejó venir sobre mi colocando su garrote en mi entrada y me lo fue incrustando con movimientos de vaivén lentos y sinuosos de ambos. Mi vagina agradecía aquellas caricias latiendo y lanzando más jugos, mi negro me aplastó con su cuerpo e inició a bombear su miembro mientras me abrazaba y me hablaba con palabras dulces entre gemidos y ronroneos; no sé si fue un largo orgasmo o fueron muchas consecutivos mientras él me cogía cada vez más rápido, hasta que sintió que se le venía su leche, pero, extrañada yo, sacó su palo y se levantó quedando arrodillado.
    
    El negro entonces tomó su pene y me apuntó con él mientras se masturbaba con ahínco a dos manos lo cual no llevó más que unos segundos; de su verga empezaron a salir chisguetes gordos de semen que me golpeaban en el vientre, las tetas, el cuello, la cara; era toda una lluvia de agüita blanca y caliente que me embadurnaba la piel... era excitante el espectáculo y yo con mis manos me acariciaba untándome su semen pegajoso y condensado por todo el cuerpo y la cara. Mi macho acercó su pene a mi boca, que abrí, para terminar de exprimir su tronco y me cayeran sus últimas gotas en la garganta, las que me tragué encantada de la vida. Luego se acostó sobre mí y se regodeó en mi cuerpo para embadurnarse también con la leche que me había arrojado; se revolcó en mi piel hasta que, satisfecho, se levantó dándome un gran beso.
    
    Se acercó a un espejo de cuerpo entero y ...