La sorpresa de Johan, se llama Marina - Relatos Eróticos

La sorpresa de Johan, se llama Marina

... entraba alguna chica al restaurante, imaginaba que era ella. Exactamente a los cinco minutos se fue apareciendo y donde Johan nos presentó el uno al otro y realmente estaba sorprendido cuando intuí que esta pelirroja era la chica que ese día terminaría cogiendo. Un metro y setenta centímetros, de rostro alargado y nariz simétricamente puntiaguda, ojos de color verde y una piel clara y en cuyo rostro, mostraba unas sensuales pecas. Vestía un pantalón de licra color azul y una blusa ajustada en un plano y bien trabado abdomen. Realmente Marina es muy linda, aunque en mi imaginación la tenía como una chica promedio, pues Johan se encargaba de describirme al marido de obeso y de mi edad, aunque según me decía, aparentaba más años. Según Johan, era de uno de esos matrimonios que se conllevan por correo en el afán de conseguir una visa a USA. Tiene una niña de edad de escuela y es por eso que por estos días, tenía más tiempo para ella, mientras su marido se encontraba en el trabajo. Honestamente Marina se mira muy bella, con esa escultura de cuerpo tirándole a flaca, pero con sus pantalones de licra, aquel culito se le mira redondito y divino.

Quizá hablamos por otros veinte minutos para familiarizarnos, mientras tomaba algo de jugo y frutas con nosotros. Tiene un acento gracioso, pero su gramática es muy buena y solo me comunica que se siente nerviosa y ansiosa. No hablamos nada del tema sexual y quizá todo se reducía que si ella estaba ahí, era porque estaba dispuesta a tener ...

... esa experiencia conmigo. Nos pusimos de acuerdo y ella me seguiría en su coche a mi casa. Johan se despidió con un beso en la boca y si me acercó al oído para decirme: Guárdame una descarga para mañana.

Llegamos a la casa y a la cual Marina ya conocía, pues como dije, Johan su amiga vive a un lado. De todas maneras me dio sus cumplidos por mi casa y los jardines. Platicamos por unos veinte minutos más pues de alguna manera se hace difícil entrar a esa intimidad con alguien que uno apenas acaba de conocer. En eso de mostrarle la casa en su interior, al llegar a mi habitación poco a poco me le he acercado. La tomo de su atlética cintura por sobre su espalda y le he besado el cuello y dejo que sienta como mi verga toma volumen cuando se la arrimo a su bonito y redondo trasero. Le beso el cuello que es algo que la mayoría de las mujeres les gusta experimentar y su piel clara y sus sensuales pecas se erizan por el roce estimulante. Ella sonríe como si tuviera cosquillas y se voltea y me besa como si fuésemos novios y me pone sus ricos pechos puntiagudos en contra de mis pectorales y ahora acaricio sus ricos glúteos por sobre los pantalones de licra.

Pasamos en esos besos por varios minutos y es Marina la que busca llegar donde mi verga hace un bulto y donde desesperadamente quiere salir al aire. Marina me baja el pantalón mientras yo me remuevo la camisa y le queda aquel pedazo de carne frente a esos bonitos y verdes ojos y solo exclama con una alegre y bonito acento: It is ...