1. Y Patricia continúa contando


    Fecha: 30/07/2021, Categorías: Confesiones Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    Continuando con mi relato, el que comenzó con “Patricia cuenta su historia” les recuerdo que mi nombre es Patricia y tengo 19 años, que comencé mis lides sexuales a los 17 años, edad en que mis medidas ya eran 100 – 59 – 82, es decir tenía mucho busto pero nada de culo (sigo igual, el orto no me crece aunque lo uso mucho), tengo 1,54 metros de estatura, soy morochita, de pelo negro y ojos marrones. Soy muy parecida a mi madre, aunque ella, tal vez por la edad o por la maternidad, tiene medidas superiores a las mías, siendo ellas 115 - 63 – 100, me encanta el culo que tiene, y a Mario ¡También!
    
    El día que logré que mi madre lo hiciese con un pendejo, sin verlo, satisfice el deseo de dos personas. El de ella porque había sentido una pija distinta a la de mi padre, y el de mí hermano, porque se había garchado a nuestra madre, a la que tanto deseo le tenía.
    
    Recuerdo la cara que nuestra madre puso cuando yo, levantándome de su lado, me paré al costado de la cama, y agachándome levanté al pendejo que se la había cogido, haciéndola llegar tres veces. Ella casi se desmayó al ver que era su hijo quien se la había cogido; no le salían las palabras de la boca, se atragantaba con ellas, pero yo le dije: “Tranquila que si fue con Mario, fue para que no salga de esta casa, además que mejor que te coja el hijo del hombre a quien amas y al que nunca le has sido infiel”; ella iba a decir algo pero no la dejé, cerrándole la boca con un beso.
    
    Recuerdo que Mario, viendo como nos ...
    ... besábamos, se empezó a calentar porque comenzó a besar mi cuello; coincidiendo el momento en que dejó de besarlo y comenzó a besar mi espalda, con el que mi madre separó su boca de la mía y nos intercambiamos el siguiente dialogo:
    
    Ahora entiendo porque me recordaba tanto esa pija a la de tu padre y por qué, al igual que él, la primera vez no bien comenzó a metérmela acabó.
    
    Riéndome le dije - Viste de tal padre tal hijo.
    
    Ella, coreando mi risa, me dijo - Sí, y aunque aún no le he dicho nada sé que me escucha y quiero que sepa que le agradezco el que me brindase tres orgasmos fantásticos.
    
    Ahí, dejando de besar mi espalda, intervino él, en nuestro dialogo, siendo más o menos lo siguiente lo que aconteció.
    
    —No tienes nada que agradecer, al contrario soy yo quien debe agradecerte el que me hayas permitido disfrutar de tu cuerpo.
    
    —Yo no te lo he permitido, si lo has hecho fue porque Patricia nos engañó.
    
    —A ti te habrá engañado vendándote los ojos, pero a mí no ya que yo disfrute viendo cada centímetro de tu cuerpo antes de cogerte.
    
    —Tanto te calenté que no bien me la metiste, llegaste.
    
    —Sí, me traías muy caliente.
    
    —Desde hace mucho?
    
    —Sí desde hace mucho.
    
    —Pero si tienes novia.
    
    —Tengo novia porque sé que debo formar mi familia, pero tú me calientas mucho.
    
    —¿En serio?
    
    —¿Sabes cuantas pajas me he hecho en tu memoria?
    
    —Y yo lavándote las sabanas pensando en que habías tenido una polución nocturna.
    
    —Alguna pudo haber sido, pero muchas acabadas ...
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