1. Desafío de galaxias (capitulo 72)


    Fecha: 20/06/2021, Categorías: Grandes Relatos, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... asistido a una reunión en el Parlamento Federal.
    
    —Y no se te ocurra presentarte sin vestirte, —la advirtió Anahis muy seriamente.
    
    —¡Joder nena! Que no voy a ir desnuda, —bromeó Marisol.
    
    —No te hagas la graciosa que sabes muy bien a que me refiero; te he dejado el vestido preparado encima de la cama.
    
    —Que si pesada.
    
    —De todas maneras he hablado con Sarita para que te vigile, que de ti no me fío. ¡Y no vayas a llegar muy tarde!
    
    —Que no, que no llegaré tarde, —contestó Marisol con paciencia— además, Opx, Paquito y Leinex, van a pasar a recogernos con mi lanzadera. Llegaremos todos juntos.
    
    —Y con el vestido puesto.
    
    —Que sí.
    
    —Y quítate la coleta… y péinate.
    
    —¡Joder!
    
    Hacia un par de minutos que Anahis había hablado con ellas y sabía que ya habían salido del hotel y estaban de camino. No iban a llegar muy tarde. Mientras charlaba con el presidente y con sus padres, Anahis vio llegar al sargento, impresionante en su uniforme de gala de suboficial. Le hizo una señal con el dedo y rápidamente se acercó al grupo.
    
    —Señor presidente, señor canciller, señoras, —saludo cuándo llegó.
    
    —Cuándo Marisol te vea no te va a reconocer, —dijo Anahis antes de darle dos besos—. Padrino, no nos habías dicho que le habías invitado.
    
    —Como no le iba a invitar, si le asalto la petaca cada vez que nos encontramos.
    
    —Sabe usted que mi petaca es suya, señor presidente.
    
    —Y yo creo sargento, que no debería abusar de la petaca, —le regaño la madre de Anahis.
    
    —Mi ...
    ... señora, desgraciadamente mi petaca esta fiscalizada por mi niña Marisol.
    
    —Sí, sí, mama, Marisol te tiene atado muy corto, —añadió Anahis riendo y dándole otros dos besos.
    
    —Sin necesidad, por supuesto.
    
    —Bueno padrino, respira que te va a dar algo, —dijo con humor Anahis metiéndose ahora con el presidente—. Ya era hora que te gastaras el dinero, que vas a ser el más rico del cementerio.
    
    —Cuándo me dijo que veníamos aquí, casi me da algo, —continuo con la broma su padre, el canciller de Mandoria—. Yo pensaba que nos iba a invitar a un burger.
    
    —No le tientes que todavía lo anula.
    
    —A ver si llega ya Marisol y dejáis de meteros conmigo, aunque la culpa es mía por traeros a un sitio así.
    
    —Pues a Marisol le habrías dado una alegría, y… —un tremendo estampido la interrumpió, al tiempo de los cristales de los amplios ventanales retumbaban, incluso rompiéndose un par de ellos— ¿Qué ha sido eso?
    
    —Parece una explosión, —afirmó Hirell sacando su comunicador y haciendo una llamada. Mientras, todos se había acercado a los ventanales, desde donde se veía, a un par de kilómetros, un enorme resplandor—. No hay comunicaciones.
    
    —¡No, no, no, por favor no! —exclamó Anahis con cara de terror y dándose la vuelta para salir corriendo — ¡Tengo que ir allí!
    
    —¡Vamos en una lanzadera! —dijo Marión cogiéndola del brazo—. Y tranquilízate.
    
    Todos se dirigieron al exterior con los comunicadores de la mano y subieron a la lanzadera presidencial.
    
    —No puedo comunicar con los ...
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