1. Desafío de galaxias (capitulo 65)


    Fecha: 20/06/2021, Categorías: Gays Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestro supuesto siguiente paso. Intentar un rescate, supondría arriesgar el curso de nuestras operaciones, que son mucho más ambiciosas, y lo que es peor, arriesgaríamos a la flota en un enfrentamiento con un enemigo que controla la órbita.
    
    »Sé que es muy duro abandonar a compañeros a su suerte, pero sé, positivamente, que ellos mismos comprenderán la situación. Son tropas veteranas, y por lo tanto, bien entrenadas y experimentadas; tienen posibilidades de ocultarse en un medio tan abrupto y selvático como el de Trilóor.
    
    »¿Alguna pregunta? —todos permanecieron en silencio hasta que Marión habló:
    
    —Estoy de acuerdo contigo: seria muy arriesgado una operación de rescate.
    
    —Y mostraríamos nuestras intenciones, —añadió Hirell mientras los demás asentían.
    
    —Entonces de acuerdo. Sarita, por favor, llama a Oriyan: quiero verla aquí inmediatamente. Hirell, comunícame con el oficial al mando en Trilóor y pásamelo a mi despacho.
    
    Marisol entró en su despacho seguida por el presidente y los cancilleres, y se sentó tras la mesa.
    
    —Marisol, no te agobies, estás haciendo lo correcto, —afirmó Cimuxtel dándola unos golpecitos es el hombro. Hirell entró también y se puso a operar la terminal de datos.
    
    — Ya lo tienes. En Trilóor está anocheciendo. El oficial al mando: coronel Teernhix.
    
    —Coronel Teernhix. Buenas tardes.
    
    —Buenas tardes mi señora.
    
    —Lo que tengo que decirle no es agradable…
    
    —No es necesario mi ...
    ... señora, soy consciente de la situación. Antes de caer, nos llevaremos por delante a todos los que podamos.
    
    —Negativo, coronel, negativo. No quiero ataques alocados y suicidas, quiero que utilice la cabeza. Me dicen que está anocheciendo allí, aproveche la noche y ocúltese, ese planeta tiene posibilidades para montar guerrillas: ataque cuándo pueda, y si no puede, no pasa nada. Aguanten todo lo que puedan, y cuándo el enemigo se retire, o veamos posibilidades, les sacaremos de allí, y lo haré yo personalmente, le doy mi palabra.
    
    —Siempre a sus ordenes mi señora. No se preocupe, cumpliremos con nuestro deber.
    
    —De eso estoy segura: confío en usted coronel Teernhix.
    
    —Gracias mi señora.
    
    —Y quiero que tenga una cosa clara: no les voy a olvidar.
    
    —Lo sé mi señora, lo sé. Cuándo venga a por nosotros estaría bien que trajera una botella de licor de Numbar.
    
    —Cuente con ella coronel.
    
    —Gracias mi señora. Coronel Teernhix, cambio y cierro.
    
    —Oriyan ya viene de camino, llegara a media tarde, —dijo Sarita que había asistido al final de la conversación.
    
    —Bueno. ¿Afecta a tus planes este movimiento del enemigo? —preguntó el presidente.
    
    —En nada porque lo vamos a ignorar. ¡Mierda! Me jode dejarlos ahí.
    
    —Te lo repito, no te agobies, —insistió Cimuxtel.
    
    —¡Ya, ya! Pero me jode. Y tú, qué, ¿te han convencido?
    
    —Negativo. Cuándo se cumplan los plazos electorales, regresaré a tu lado. Si me aceptas por supuesto. 
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