1. Mis mujeres: Dora y Laura


    Fecha: 18/06/2021, Categorías: Infidelidad Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... soltándole un liguero latigazo que le hizo dar un pequeño alarido, hizo lo mismo en mi espalda pasando la fusta entre mis nalgas para soltar también un latigazo. Seguidamente se colocó delante, de nuevo primero a Dora le puso la fusta bajo la barbilla alzándole la cara y con la palma de la mano le recorrió el cuello bajando a los pechos tocándoselos sutilmente, siguió por su vientre para llegar al pubis y entrar los dedos por entre las piernas.
    
    - Uhm... estas deliciosa como siempre, esta es mi Dora -murmuró.
    
    Aquí me di cuenta que ellas dos algo tenían en común y que yo iba ser utilizado para sus juegos.
    
    - ¡Esto te gustara a ti también estoy segura, eh! -exclamó. Tenía una mirada traviesa seguramente al saberse dominadora de la situación, lo cierto es que mi experiencia era bastante limitada y mi ego estaba perdido en el delirio de la situación.
    
    Delante de mí sigue el mismo ritual en las caricias, primero el cuello, la mano se movía alrededor de mis pezones sin un rumbo determinado, las caricias en el vello del torso. Una de sus uñas rasgó un pezón, repitiendo la caricia al otro, suspiré y arqueé ligueramente la espalda.
    
    - ¡Te gusta!
    
    Baje la vista, ella me miró muy atentamente y volvió pero apretando ahora entre los dedos pulgar e índice. Un nuevo suspiro...
    
    Mientras la fusta acariciaba mis pantorrillas subía por los muslos y daba ligueros golpes, se ...
    ... había separado de mi colocando la fusta sobre mi pene, cuya rigidez y por la excitación temía yo que no entrara en erupción, lo recorrió lentamente desde los testículos hasta donde despunta el glande, soltándole un azote con la punta de la fusta, la osadía de la maniobra me provocó un pinchazo en el bajo vientre y el instinto de taparme con las manos.
    
    - Tranquilo esto solo acaba de empezar -con voz autoritaria y con una mirada extática.
    
    - Las manos detrás -mientras me acariciaba mis genitales.
    
    - Si pero -dije encogiéndome de hombros y colocando de nuevo los brazos en la espalda.
    
    - La tienes generosa y grande, tengo que darle la razón a Dora -soltó sonriéndose.
    
    Ella siguió a mi lado desnuda, erguida y en silencio, con una sonrisa en los labios, las dos eran cómplices y me tenían a su merced.
    
    Perdí la noción del tiempo, no puse impedimento alguno cuando en sus juegos dieron rienda suelta a la imaginación, juegos que me llevaron a parajes de fantasías sexuales quizás soñados pero desconocidos por mí hasta entonces y con unos momentos de disfrute desenfrenado que me despertaron unos deseos inesperados. Creo que no hay recetas para explorar y disfrutar de tu sensualidad y de los límites del placer, pero la condición para descubrirlas es ponerlas en práctica y de verdad es que aquella noche alguna de las recetas las pusieron en práctica conmigo.
    
    CONTINUARÁ... 
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