1. La Vida es un Sueño


    Fecha: 18/06/2021, Categorías: Incesto Autor: ioelmejor69, Fuente: SexoSinTabues

    ... Toda estas acciones, sabía que estaban siendo un estímulo para el erotismo y satisfacción del señor Benjamín a pesar de ello llevaron humedad a mi entrepierna. Continúe con el ritual natural del baño, en forma normal seguí mi rutina de limpieza, lavar mi cabello, tallar con intensidad brazos y piernas, aclarar el cuerpo dejando correr el agua por el frente y por detrás, cuidadosa y lentamente lave mi entrepierna, deje correr mis dedos al interior lave mis agujeros y me encontré sorprendida de reaccionar en forma receptiva pues mis interiores apretaron mis dedos, me sentí deseosa de hacer más profunda la penetración, con la regadera de mano, dirigí el chorro a mi entrepierna y el resultado me sorprendió, miles de pequeños toques llegaron a mi clítoris, una sensación jamás experimentada por mí y por mi cuerpo, la velocidad era incomparable aun con la que mis dedos me daban, me sacudí , pequeños espasmos corrieron por todo mi cuerpo y mis pezones se endurecieron y crecieron más en mis senos, casi me derramo cuando mi mano libre fue a ellos y los acaricio como lo hacía mi hijo, cerré los ojos y pensé en él. Pensando en él y en sus caricias me deje llevar y continúe hasta que las gotas de agua me provocaron un orgasmo de medianas dimensiones que me sacudió hasta hacerme doblar mi cuerpo por el medio. Corte el flujo del agua en ese momento, me sentía laxa y medianamente satisfecha, Salí y empecé a secarme, estaba relajada y me tendí en la otomana cubriendo mi cuerpo con la ...
    ... toalla, debo decir que el gozar me provoco somnolencia, cerré mis ojos y empecé a recordar a mi hijo, sus caricias a mis senos fueron replicadas por mis manos una en cada seno y en forma simultánea, tire de los pezones y acaricie su turgencia, sentí como me mojaba. Desperté de la ensoñación cuando mi mano derecha bajo a alojarse a mi entrepierna para acariciar mi clítoris, me di cuenta que la toalla había caído de mi cuerpo y que estaba con las piernas abiertas, por un segundo pensé en el señor Benjamín, cerré mis ojos y me deje ir. No me importo más allá de mi placer y en volver a ver a mi hijo, sabía que todo lo que hacía era para él y por él. Al salir del baño siempre iba a mi recamara, ahí siempre tenía la muda de ropa de cambio preparada, me vestí con algunas prendas de las compras recientes, a toda mujer le gusta estrenar y ahí estaba yo, satisfecha y feliz por tener nueva ropa. Así pasaron varias semanas, hasta deje de pensar en el señor Benjamín al momento del baño, me sentía cada vez más dueña de mí y más segura, al paso de los meses, había olvidado casi por completo la presencia del cristal y la segura existencia de mi espectador. Por lo demás, nunca hubo ninguna insinuación ni ofensa de palabras o de obras de parte del señor Benjamín, podría decirse que empecé a tomarle un poco o un mucho de afecto, siempre tenía un detalle novedoso que nos hacía platicar de diferentes temas llegando incluso a que ambos riéramos por cualquier ocurrencia, un día, al término de su cena y ...
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