1. La fiesta a la que fui sin marido


    Fecha: 06/11/2017, Categorías: Voyerismo Autor: Sleepkiss, Fuente: CuentoRelatos

    ... entraba deliciosamente en mi concha.
    
    El tipo que tenía dentro movía su verga en mi concha, y me daba la impresión de un pistón entrando y saliendo, por la fuerza y velocidad que ponía. Los otros hacían cola para que una vez que terminara, ellos entraran para culearme también. En determinado momento les tocó su turno a los dos negros musculosos que había visto al llegar a la fiesta, y uno de ellos se puso boca arriba y me ayudó para que me sentase en su verga, mirándolo de frente. El otro negro me lamía el ano y seguidamente pude sentir que metió su inmensa verga por mi ano, quedando ensartada por ambos lados. Las lagrimas de salían de mis ojos, por la fuerza que hacía para moverme con esas dos trancas dentro mío.
    
    Mabel estaba sentada sobre un tipo que se encontraba en uno de los sillones y chupaba cualquier verga que se le pusiera enfrente. Me alegré que mi marido me dejara salir libremente, ya que así había tenido la oportunidad de gozar de tantos penes a la vez. Luego que los dos negros me inundaron con su leche, algunos venían y se paraban alrededor mío a masturbarse. Yo tomaba sus vergas chupandoselas alternadamente, y sentía que me chisgueteaban el cuerpo con su leche, cayendo sus descargas en mi boca, mi cara o en mis tetas.
    
    En un momento ...
    ... me encontré arrodillada en medio de la sala, sobando con mis manos todo la leche que había caído en mi cuerpo. Las gotas de semen me chorreaban por la barbilla y caían al suelo. Luego de eso a Mabel y a mí, nos dijeron que nos hincáramos en cuatro patas, en un sillón de tres cuerpos que ahí había, y nuestros culos quedaron a la vista. Formaron dos colas de 5 hombres cada uno, y simultáneamente nos penetraban. Una vez que terminaban, dejaban su lugar al que seguía en la fila.
    
    Alrededor de las 3 de la mañana estábamos todos totalmente exhaustos, y Mabel y yo nos fuimos a bañar para quitarnos todo el semen que nos había caído en el cuerpo esa noche. Nos vestimos y nos despedimos quedando reunirnos otro día para una fiesta similar. Camino a casa Mabel me felicitó por el éxito que yo había tenido esa noche, y cuando me dejó en la puerta de mi casa, podía sentir que me ardía el ano y mi coño de tanto culear. Entré y encontré a mi marido viendo sus videos, y me preguntó que porque cojeaba. Le expliqué que había estado bailando toda la noche, y que me dolían los pies ya que los zapatos eran nuevos.
    
    Me fui a dormir sintiendo el palpitar de mi ano y mis labios vaginales, los cuales parecían que estaban en carne viva de tanta verga que habían comido esa noche. 
«1234»