1. Desvirgué al malandrito heterosexual


    Fecha: 07/05/2021, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... ambiente, en su mirada, en mi respiración, en nuestro silencio. Luego hablé. — Deberías probarlo algún día. — Qué es. Tas loco. — Ah pues, ¿Por qué no? — Porque yo no soy marico. — ¿Y eso qué? Eso no tiene nada que ver—dije yo. — Claro que sí. Yo no cojo tipos. — Pero puedes dejar que te lo hagan. — Nojodás, deja la maricura, chamo. Mejor vamos pa dentro. — dijo e hizo además de levantarse, pero lo agarré de la mano. Era mi única oportunidad. — No entremos todavía. — ¿Por qué? No supe que responder. Pero se sentó de nuevo. Mi sexto sentido me decía que algo pasaría pero no sabía cómo abordarlo. Por fortuna, él dio el pie que yo esperaba. — ¿Es verdad que ustedes lo maman calidá? • Calidá: bien. — Eso tienes que comprobarlo tú. — Mámamelo ahí, pues. —dijo, algo dudoso. Pero obedecí. Lo tenía grande, como me lo supuse. No se bajó el pantalón por completo. Solo se lo desabotonó. Y ahí comencé. Él no me veía, prefería tener los ojos cerrados. Por mí mejor. Después de un rato me agarró por el pelo. Ya estaba más dado. Me tomaba del cabello con las dos manos e iban a la par sus movimientos de cadera y mis movimientos. Después de un rato, me puse de pie, decidí que tenía que cogérmelo como fuera. — ¿Te gustó? — le pregunté. — Sí. Sigue. — Te toca. — ¿Qué? —preguntó él. — Mamármelo. Se rió en voz baja. — Tas loco, menor. — Ah, bueno, bien. Vamos a entrar. — dije yéndome a la puerta para entrar a la casa. — Hey, hey, ya va, vale. ¿Me vas a dejar así? —preguntó señalándose el guebo, ...
    ... que lo tenía parado completamente. — Bueno. — Ven acá vale. Me acerqué. Estaba reacio a hacer algo pero se le fue quitando la pena o el miedo y me haló de las caderas y me puso frente a él. Me desabotonó el pantalón y me bajó el bóxer. Yo tenía el guebo parado desde hace siglos. Lo tomó con su mano izquierda y comenzó a masturbarme. Se sentía rica la sensación. Así estuvo por unos segundos. — Solo un ratico nada más. —Dijo— Y si le dices a alguien vamos a tener peo. — Dale. ¿A quién le voy a estar diciendo, tú eres gafo? Dudó al metérselo en la boca, pero lo tomé del cabello y se lo acerqué a los labios. Vi que cerró los ojos y me dio algo de risa, la cual desapareció cuando se lo metió en la boca. En seguida la sensación era genial, pero no duró ni diez segundo, puesto que se lo sacó y tosió un poco. Yo no decía nada. Me vio y se lo volvió a meter a la boca. Me alegré de no haber tenido la necesidad de decirle que cuidara sus dientes porque no me lastimó ni un poquito. Abría la boca lo más que podía y segregaba mucha saliva, mucha, que lo hacía toser bastante. Puse mis dos manos en su cabeza y comencé a guiar los movimientos de su cabeza a la par de los movimientos de mi cadera. Eso lo dejaba más indefenso a él, porque de momentos se lo sacaba de la boca para toser y tomar aire, y ya no me veía a la cara sino que se lo metía de una en la boca, sin necesidad de que yo dijera algo. Flexioné un poco mis piernas para llegar mejor a la altura de su boca y lo agarré de las orejas ...
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