1. Tocando a mamá


    Fecha: 06/05/2021, Categorías: Masturbación Autor: gastelumj, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorpresa, ye respondí:
    
    —Es que no te lo había tocado.
    
    —Yo a ti te estrangulo, caradura —me dijo de broma mientras me agarraba y así notaba yo sus pechos en mi espalda.
    
    Llegó la noche, y hacía mucho frío, y no teníamos edredones a mano.
    
    Entonces, nos levantamos y sólo había una bolsa de agua caliente allí olvidada. Y dijo ella:
    
    —Mira, dormiremos en mi cama, que sólo hay una bolsa y no tenemos que coger catarro por una tontería así. Además, eres mi hijo y no es tampoco nada del otro mundo que durmamos una noche en una misma cama. ¿Te parece bien?
    
    —Yo encantado.
    
    Estábamos los dos cara arriba, y ella a mi derecha. Y se incorporó un poco para dejar puesto el despertador, que estaba en la mesilla de mi izquierda, y lógicamente puso su pecho encima del mío, mientras su pelo me acariciaba las mejillas, con lo que me excité enseguida.
    
    —Quédate así, por favor, mami.
    
    —¿Serás avispado? —Y seguidamente me mordisqueaba la cara de broma, mientras me pellizcaba el vientre.
    
    —Sí, pero ¿A que no te atreves a besarme? Eres muy liberal y moderna pero seguro que eso no lo haces.
    
    —¿A que lo hago?
    
    Y acto seguido, me metió toda su lengua en mi boca. Era un morreo con mi madre!
    
    Chupé su lengua como si fuera un caramelo y chocamos muy cariñosamente los labios, mientras ella acariciaba mi pelo.
    
    —Huy, cielo... hemos llegado muy lejos ¿En dónde puede acabar esto?
    
    —Mamá, lo estamos pasando bien, ¿No? Además, quedaste en la playa de enseñarme hoy tu ...
    ... pecho.
    
    —¿Yo? ¡Mentiroso! Eres un tramposo.
    
    —Por favor...! que ya los toqué.
    
    —¿Pero tanta ilusión te hace? Hummm.
    
    —Venga, mami, que mis amigos ven a sus madres al salir de la ducha y lo ven como algo normal y natural.
    
    —Bueno, tampoco veo nada malo en ello. Y así a ver si dejas de mirarme todo el día.
    
    Se desabrochó un poquito su pijama y se sacó el sostén, y su blanco y redondo pecho quedó al aire, con ese pezón rosado precioso. Y sin permiso, se lo acaricié lentamente y con ternura, y ella cerró los ojos.
    
    —Bueno, ya me conoces a mí. ¿Y yo qué? Tendré que conocerte a ti. Hace ya seis años que no veo tus partes. Me pica la curiosidad para ver cómo han crecido.
    
    Me saqué la verga, que estaba a punto de explotar. Y llevé yo su mano hasta mi pene. Ella comprobó su dureza, y yo le toqué otra vez su pecho, jugando con su carne, apretándolo suavemente con mis dedos. Seguramente por instinto o por su excitación, mamá me estaba acariciando la polla, y le supliqué.
    
    —Por favor, no pares. Sigue así, mami.
    
    —Pero si está durísima y ardiendo. Oye, que ya sé hasta dónde quieres llegar... —y echó una sonrisa picarona y maliciosa, desviando su atención a mi pene pues seguro que le encantaría ver cómo eyaculaba su hijito.
    
    Y de repente eché un chorro que me llegó hasta el pecho.
    
    — Hala, Lolo! Casi hay medio litro.
    
    —¿Ahora puedo llamarte cariño, mamá?
    
    —Durmamos, cielo, y si se lo dices a alguien puedes rezar, ¿Eh?
    
    Al día siguiente, le dije:
    
    —Como hoy nos iremos y ...