1. La cueva de nieve


    Fecha: 06/05/2021, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ansioso y con sus manos parecía ordeñar los enardecidos miembros.
    
    José se incorporó y se hincó, como si estuvieran previamente de acuerdo Víctor se hizo a un lado, dejándole el lugar entre las piernas de Carrie. Se levantaron las mantas y un aire helado penetró en el capullo, estremeciendo la grieta afelpada que aguardaba a José. Un largo suspiro de satisfacción escapó de los labios de Carrie mientras José la penetraba, ella pudo sentir en las profundidades de su vientre la punta del glande sobre el cuello del útero.
    
    "Qué rico coño tiene señora" dijo él con acento serrano. "Agradable y húmedo como lengua de río" No había fuerza en la Tierra que obligara a sus caderas a mantenerse quietas, ella se levantaba para encontrarse con él empuje tras poderoso empuje. A su lado recostado en la manta Víctor le susurraba pensamientos sucios y eróticos que la llevaron rápidamente al clímax. La pequeña cueva se llenó de los sonidos de su lujuria y del aroma de su orgasmo. Ella estaba a gusto en la oscuridad, la vergüenza por lo que había hecho hacía que la cara le ardiera. La semilla de José escurrió hasta la manta e inmediatamente se sintió húmeda y fría. En el amasijo de ropas desechadas, ella encontró sus pantaletas y con ellas se secó entre los muslos. A pesar de sus mejillas enrojecidas, las manos le temblaban y su corazón parecía querérsele salir del pecho.
    
    José roncaba sobre su espalda y Carrie adormilaba intermitentemente, a su lado Víctor mantenía una vigilia ...
    ... silenciosa. Él esperaba pacientemente hasta que la profunda negrura de la cueva fuera diluida por la tenue luz del amanecer fuera filtrada a través de la nieve. Mientras ellos dormían, su mano no se separó ni un instante de la tersa piel de Carrie. Sus dedos constantemente circulaban, patrullando el tirante vientre, las doradas manzanas que subían y bajaban al compás de su respiración. Cada vez que su tacto encontraba la humedecida rendija entre sus piernas, ella abría los ojos levemente, sonreía y volvía a caer en profundo sueño.
    
    Víctor presionó su enorme dedo entre los afelpados labios vaginales intranquilizando la pequeña protuberancia entre ellos. Ella volteó la cara hacia él y abrió aún más los muslos, la humedad se presentó inmediatamente, así como el movimiento de sus caderas. Víctor jaló la manta sobre su cabeza y se amamantó del pecho de Carrie. José para no ser olvidado, jaló suavemente el otro lado de la manta. Ya había suficiente luz para ver sus maravillosos senos y notar el suave rosa de sus estirados pezones.
    
    Carrie apenas respiró cuando la barba de Víctor rascó su vientre. El sólo pensamiento de lo que estaba ocurriendo la tenía excitada. Ella estaba recostada de espaldas en la almohada del hombro de José y sostenía la manta en lo alto para que los dos hombres pudieran recrearse la vista con sus voluptuosas formas. Sus piernas estaban abiertas ampliamente y los rizos rojos de su pubis brillaban como pequeñas lenguas de fuego. La suave piel de sus muslos era ...
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