1. Mi ex se entrega


    Fecha: 30/04/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... uf, la he sentido hasta el fondo.
    
    Mis movimientos de cadera eran cada vez más rápidos, hasta que el ritmo era frenético. Cada vez golpeaba más fuerte y más profundo y ella cada vez se pegaba más a mí y me besaba. Sus besos eran húmedos, lascivos, estaba terriblemente excitada.
    
    Yo continuaba metiendo y sacando mi polla, ahora que me había corrido una vez, mi aguante era mucho mayor. Continuaba metiendo y sacando mi miembro de dentro de ella, y ella cada vez más excitada.
    
    - No, no...- decía- me corro otra vez, no puedo... no puedo más...
    
    Yo no hacía caso, notaba su cuerpo contraerse, sus gemidos más fuertes, sus besos más agresivos... hasta que un gemido ahogado salía de su garganta y moría en la mía.
    
    - Mmmmmmmfffffff
    
    Se soltó, cayendo sus brazos en la cama. Sus ojos cerrados, su respiración profunda y rápida.
    
    - No puedo más- decía
    
    - Yo todavía no he terminado
    
    Ella abrió los ojos, miró mi cara, estaba algo seria. Miró hacia abajo, hacia donde nuestros cuerpos convergían.
    
    - ¿Sigues excitado?- alargó su mano y me tocó el miembro
    
    - Si, mucho.
    
    - No sé si podré aguantar otro.
    
    - Si te pones a cuatro patas, acabaré pronto.
    
    Ella no protestó, se giró en la cama, se impulsó con los brazos y recogió sus piernas, estaba a cuatro patas, bajó sus brazos hasta pegar su cara a la cama y desde esa postura su culito me miraba con ese ojo de deseo, veía su vagina, brillante, roja... no sabía que habría hecho después de mí, pero conmigo nunca estuvo ...
    ... acostumbrada a tanto sexo seguido.
    
    - Cuando quieras- me dijo, con la voz temblorosa.
    
    - Me excitas mucho, tardaré poco- le informé, mientras apuntaba hacia su vagina.
    
    La introduje despacio, pero sin parar. Notaba como se abría su vagina para recibirme, notaba la humedad. Siempre me había gustado esa postura.
    
    La agarré de las caderas, lo poco que quedaba por entrar, lo hizo con fuerza, llegando a la entrada de su útero.
    
    - ¡Aaaaaahhhhh! Bruto- me dijo, pero sin convicción.
    
    Volví a sacarla despacio y volví a meterla de una vez. Esta vez de su boca sólo salió un gemido. Continué con ese movimiento, lo sacaba despacio y lo metía fuertemente.
    
    El ritmo comenzó a ser cada vez más rápido, la sensación cada vez era más placentera, cada vez notaba más la presión que su pequeño coñito hacía sobre mi miembro. Sus gemidos se intensificaban, estaba a punto de correrse otra vez.
    
    Aceleré mis embestidas, estaba a punto de correrme yo también. Ella comenzó a tensarse, yo, al notar la presión, me dejé llevar y nuevamente me corrí dentro de ella, llenándola otra vez.
    
    Ella quedó quieta, con el culo levantado, yo salí de su coñito poco a poco, al salir, algo de mi corrida se escurrió por sus muslos. Me giré y me tumbé en la cama, ella estiró sus piernas y quedó estirada, bocabajo. Se colocó un poco, supongo que a descansar.
    
    Puede que ahora viniese el momento en el que uno se queda despierto pensando en las connotaciones morales de lo que acabábamos de hacer, pero al mirar el ...