1. Mundo salvaje -3-


    Fecha: 13/04/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero sin ti no tengo nada; nada, nada, Ana, amor mío, nada. Y ya no me importa nada de lo que antes tanto me importaba…ni que, cada anochecer, me abandones porque sé que, a la madrugada, volverás a mí, a ser mía, y nada más que mía; luego, qué importa que durante unas horas no lo seas, si las restantes, dieciséis, diecisiete, eres mía, mía nada más. Eso lo he entendido esta noche, hace no tanto, cuando estaba a punto de morir; por eso, por entender las cosas así, como realmente son, estoy vivo, pues al entenderlo, quise vivir… Vivir para ti, para estar contigo, disfrutándote, amándote…
    
    Ana le miró, bailándole en los ojos una sonrisa de mujer gozosa, dichosa, feliz por tener a su hombre consigo, enamorado de ella hasta el tuétano, mirándola ebrio de pasión, de deseo de ella. Sí, era feliz, dichosa de ver así a su hombre, su marido, su amado marido. Pero también, con una especie de diablillo juguetón bailándole, jocoso, en la mirada; y quiso, en tales instantes, regalarse los oídos, haciéndole decir a él lo que tanto quería escuchar de sus labios
    
    —¿Todavía te gusto, amor? ¿Aún me encuentras atractiva, deseable? ¿Me deseas todavía, a pesar de los años que llevamos juntos? ¿No me encuentras ya vieja, ajada…fea, más bien?
    
    Ella sabía lo que él le iba a responder, que bien que lo veía en sus ojos, su mirada, lo que iba a decir a sus cuestiones, pero deseaba escuchar, oír, de su boca esa, esas respuestas, como música celestial en sus oídos
    
    —¡Dios mí, Ana, que, si me ...
    ... gustas, si te encuentro atractiva, si te deseo! ¡¡¡DIOS DE MI VIDA, ¡ANA QUERIDA, SI ERES LA MUJER MÁS BELLA, MÁS ESCULTURAL, MÁS ESPLÉNDIDA, MÁS DESPAMPANANTE DEL MUNDO!... ¡Si eres incomparable, absolutamente incomparable; si como tú no hay mujer en el mundo… ninguna que te llegue a la suela del zapato en belleza, esculturalidad, soberbio atractivo!... ¡¡¡EN LO “BUENAZA” QUE ESTÁS!!!
    
    Y Ana, gozosa, rio, y rio y rio, alegre, contenta, lanzando al aire, espontánea, sin tapujo alguno el cristalino cascabel de su risa, abierta, sincera.
    
    —¡Ja, ja, ja! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía, mi amor, lo sabía! ¡Sabía que me ibas a decir eso; justamente, lo que me has dicho, me has respondido, ¡Ja, ja, ja! Pero, ¿sabes? Quería oírlo; oírlo de tus labios, de tu boca, mi amor; mi vida, mi bien. ¡Queridito mío, cariñito mío, amorcito mío! ¡Te amo, Juan, marido mío! ¡Te quiero, te quiero, te quiero, marido, vida mía, amor mío! ¡Y te deseo amor; te deseo, te deseo muchísimo! Dame tu mano, amor; anda, dámela, cielo mío, cariño mío, dámela…
    
    Juan entregó su mano diestra a su querida, queridísima Ana, que se la llevó donde quería tenerla, sentirla
    
    — ¿Ves, mi amor, cómo estoy, cómo me tienes? ¡Mojadita; toda mojadita! Mojadita por ti, mi amor, mojadita, para ti, para hacerte feliz, dichoso, muy, muy dichoso, y para que tú me hagas dichosa a mí; muy, muy, dichosa ¡Te deseo, mi amor; te deseo muchísimo, me muero por tenerte dentro, porque me hagas tuya, mi amor; sólo tuya, vida mía; tuya nada más, tuya ...
«1234...13»