1. Matilda: guerrero del espacio (capitulo 2)


    Fecha: 05/04/2021, Categorías: Incesto Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... Rulas 3 estaban asumidas, solo espero que estemos acertando.
    
    —Las bajas de los seres queridos nunca se asumen general, —le dijo con pesar—. Nada más que finalicen las reparaciones de la Tharsis, saldremos hacia el sistema Aeróm. No podemos esperar más.
    
    Mientras tanto, en la Tharsis, los trabajos avanzaban a buen ritmo gracias a la intervención de los ingenieros de la flota. Camaxtli disponía de más tiempo después de los agobiantes días vividos hasta la llegada al sistema Telis. Necesitaba follarse algo con urgencia. A2 estaba descartado. Matilda se lo tenía prohibido desde que lo abolló en un arranque de furor. Sabía que Daq estaba en su camarote, y los machos tardanianos a pesar de su aspecto peludo tenían una verdadera bomba entre las piernas. Tenía que convencerlo, y sabía cómo hacerlo.
    
    —Hola Daq, —le saludó con voz melosa cuando abrió la puerta. Resultaba gracioso oír hablar así, a un ser de dos metros, cuatro brazos y de color rojo.
    
    —¡Ah no! —respondió Daq cerrando la puerta.
    
    —Vamos Daq, no seas así.
    
    —Te he dicho que no, —respondió a Daq a través de la puerta del camarote.
    
    —Venga, no seas tonto, vamos a hablarlo.
    
    —¡Que no!
    
    —¿Pero Daq?
    
    —¡Que no joder!, que te vayas.
    
    —Venga vale. Te hago lo que quieras, —dijo después de una pausa.
    
    Durante unos segundos el silencio fue total, Daq no contestó. La puerta del camarote se entreabrió y uno de sus ojos la miró fijamente.
    
    —¿Todo el tiempo que yo quiera?
    
    —Todo el tiempo que tú ...
    ... quieras.
    
    —Pero te ato las manos a la cama. La última vez me arrancaste los pelos de la espalda.
    
    —¡Pero si fueron cuatro pelos! —protestó.
    
    —Me pelaste la espalda y me tuve que poner una camiseta, —contestó Daq al tiempo que la abría la puerta—. Durante más de tres semanas tuve que aguantar las gracias de toda la tripulación.
    
    —Bueno vale, —se resignó Camaxtli. Entró en el camarote y la puerta se cerró tras ella—. Pero eres un exagerado.
    
    —¡Si, ya! Unos cojones, exagerado.
    
    La ató cómo la había dicho, la quito el inhibidor y durante un par de horas los dos amantes se entregaron a una pasión desenfrenada que hizo temblar los mamparos del camarote. Durante el proceso, Daq fue recogiendo el líquido vaginal que las maradonianas segregaban cuándo estaban muy excitadas y que era considerado una verdadera delicatesen en toda la galaxia.
    
    —A2 a Daq, —se oyó por el interfono del camarote.
    
    —Dime A2, —contesto Daq.
    
    —Me reportan que se oyen fuertes gritos en tu camarote. ¿Está todo bien?
    
    —Si A2, estoy con Camaxtli.
    
    —¡Ah! Entiendo, —contestó la impersonal voz de A2.
    
    —¿Si quieres ocupar mi lugar? —le ofreció en broma.
    
    — Matilda lo tiene prohibido. La última vez sufrí algún desperfecto y ya sabes que con ciertas cosas es muy quisquillosa.
    
    —Eres un cobarde A2.
    
    —¡Me cago en la leche que os han dado a los dos! —tronó el vozarrón de Camaxtli—. Vais a seguir de parloteo o estamos a lo que estamos ¡joder!
    
    —A2, cierro.
    
    —¿Sabes nena? Si fueras un poco más peluda ...
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