la incomodidad III - Relatos Eróticos

la incomodidad III

Llegue a mi casa llena de felicidad y me dispuse a bañarme y cambiarme después de lavar mis chones mire la tarjetita de la mujer cómplice de mi aventurilla en el bus decía algo como “Congregación de Agustinas Misioneras”, el resto de la semana paso rápidamente y no me había acontecido nada parecido a lo que me había pasado con mi profesor de educación física ni nada en el bus y en mi cuerpo como que ese cosquilleo aumentó mas, cada vez que me bañaba y pasaba mi mano sobre mi cosita mi cuerpo temblaba de placer y siempre terminaba con unos fuertes escalofríos recorriendo todo mi ser y saliendo bastantes líquidos de mi puchita. Llego el domingo y como todos los domingos me tocaba ir con mamá a la iglesia, este parecía ser un día algo especial pues el padre, (que por cierto tenía mas de tres meses que lo habían cambiado) había mandado a traer unas tres misioneras monjitas o quien sabe que, no entiendo ni me interesan los asuntos religiosos. El padre Odorico era un hombre relativamente alto mas o menos 1.85mts de alto de unos 45 años mas bien parecía un mulato de piel bastante clara, no estaba de mal ver al menos a mí se me hacía guapo y, recapitulando lo que les he ido contando me parece que esta incomodidad empezó a la semana siguiente que oi por primera vez misa de este padre, bien les cuento: A mi madre siempre le gusta estar en las primeras bancas de la iglesia lo mas cerca del altar para no perderse detalles de la misa, ese día llegué con un vestidito de una sola pieza de ...

... tela suave, al estar sentada me descuidaba y este se me subía y, el padre sin desconcentrarse clavaba su mirada en mis muslitos esto me incomodaba, pero no sé porque me agradaba yo disimuladamente miraba para otro lado, pero de reojo miraba al padre que no dejaba de mirar mis piernas, para estar segura que no estaba imaginando nada, intencionalmente sin regresar mi vestido a su lugar moví mi torso como para decirle cualquier cosa mi madre al oído, eso sí levantando exageradamente mi nalga derecha dejando en la banca la otra y pude notar como al padre casi se le salen los ojos, después terminaba la misa todos a saludarse para luego ir a casa bueno esa fue la rutina desde que el nuevo sacerdote llegó. Pero este domingo era especial, las tres hermanas que ahora ayudarían al párroco de la iglesia iban a ser presentadas, termino la misa y se procedió a la presentación el padre se mezcló con la congregación presentando a las hermanas “ellas van a apoyarnos con los niños y niñas en la educación de las buenas nuevas “decía él, una de esas hermanas me quedaba viendo insistentemente con una extraña sonrisita por cierto se parecía mucho a la señora del bus, pero me dije “no aquella andaba bien maquillada y está ni gotita de maquillaje Hna. - hola soy Gertrudis – saludo a mi madre y a mí – que carajo ese era el nombre que había en la tarjeta era ella, pero hizo como que no me conocía eso si con una tibia sonrisa pícara, el padre y las hnas. habían estado escogiendo a algunos niños para . ...