1. Soy una sucia masoquista


    Fecha: 24/02/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... manaza desde atrás por entre mis muslos abarcando con ella toda mi entrepierna, me levantó en vilo, me volcó sobre su hombro y me llevó hasta el salón azotando mi culo con la otra mano. Allí me bajó al suelo, apearon sus bolsas y sacaron el certificado del reciente reconocimiento médico que les acreditaba para un sexo seguro. Yo no quería el engorro de los condones. Quería esperma a chorros libres.
    
    Mientras miraba y guardaba los certificados médicos tomaron el camino que ya conocían a la habitación donde debían cambiarse.
    
    Cuando retornaron me sorprendieron mirándome con satisfacción en un espejo las rojas marcas que habían dejado sus dedazos sobre mis nalgas.
    
    - No te preocupes zorra pervertida, que esta noche no podrás dormir mas que boca abajo con una bolsa de hielo en el culo y otra entre los muslos.
    
    - Eso espero. Hoy estoy salida como nunca. Quiero sensaciones muy fuertes. A ver que hay de vuestro arte. A fondo y sin compasión.
    
    - Pues de momento, no quiero verte tan parlanchina, puta.
    
    Sacó de su bolsa una cadenilla, me apretó la boca para abrirla, me enganchó la cadenilla a la argolla de la lengua y, tirando de ella todo lo posible, enganchó el otro extremo con un diminuto mosquetón al collar. Así me dejó con la lengua totalmente fuera sin posibilidad alguna de hablar.
    
    Seguidamente Elodie me ató otra cadena a la argolla del clítoris, la paso por otra del collar y tirando de ella me condujeron al jardín ya que les había explicado mi plan el día que les ...
    ... llamé. Ngongo iba detrás filmando todo.
    
    Me dejaron de pie ante una silla donde se sentó Phil, Ngongo seguía filmándome y Elodie estaba a mi lado esperando instrucciones de su marido. Phil y Ngongo estaban completamente desnudos con sus gloriosas e inauditas vergas en reposo. Cualquier mujer se habría pensado muy bien acoger dentro de si aquellas barras estando así morcillonas. Cuanto menos si estaban enhiestas.
    
    Phil presentaba una abrazadera en la base del pene y tras la bolsa escrotal. La abrazadera tenía dos anillas. Por su parte, Ngongo exhibía un piercing en el bálano consistente en una barra que lo atravesaba y quedaba rematada por dos bolitas de tamaño nada desdeñable. Me imaginé aquel instrumento haciendo estragos con su ferretería en el interior de mi vagina o de mi recto y aquella comenzó a excretar sus jugos en tal abundancia que de inmediato resbalaban por mis muslos ya que, como tenía los labios abiertos por la cadenita enganchada de los anillos a las ligas, nada impedía el flujo.
    
    Elodie vestía un corset de látex que se prolongaba a su pelvis dejando accesibles y bien prominentes por la presión, su vulva y ojete. Sus inconmensurables tetas eran lanzadas hacia arriba por el ceñido corset y después caían irremediablemente por su propio peso. La misma presión de la prenda parecía hacer más grande su extensísimo, duro, suave y satinado pandero.
    
    Sobre las aréolas tenía unas redondas plaquitas metálicas perforadas que se sujetaban por un pasador atravesando ...
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