1. Un romance extraño


    Fecha: 23/02/2021, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... tiraba del “arao”. Pero, en fin, “que doctores tiene la Iglesia que sabrán contestarles mejor que yo al acertijo.
    
    La entrevista transcurrió por los buenos derroteros de la amabilidad mutua, sin faltar en la conversación el galante cumplido del Celestino a la futura esposa de su amigo, con un “Pues es usted mucho más guapa que se la ve en la foto; y, que conste que, en la foto, está usted guapísima”, a lo que la Raquel, con un gesto más o menos cierto, más o menos fingido, poniéndose hasta un tanto coloradita como en recatado ademán. Por finales, acabaron citándose para cenar juntos aquella misma noche, por una parte, como acto de cortesía del falso novio hacia la verdadera novia, por otro para detallar más, mejor, los “flecos” del evento.
    
    Se despidieron a la puerta de la cafetería hasta la entre fin de la tarde, inicios de la noche, y se separaron, andando él hacia un lado y ella hacia otro, pero sin prisas y sin tampoco perderle un segundo de vista; así que, cuando Celestino desapareció a lo lejos perdido en el tráfico de personas, cuando más menos se sintió segura de que el mocetón manchego ya ni se preocupaba de ella, Raquel volvió sobre sus pasos para ir a meterse en un coche, un más que humilde Seat 600, el vehículo que motorizó a media España en aquella década de los 60 del pasado siglo XX. Se metió, decidida, con autoridad, en el vehículo, asentándose en el asiento del, digamos, copiloto, mientras la persona que la esperaba al volante, una oronda señora, antes ...
    ... casi cincuentona que cuarentona, de generosas carnes que, casi en absoluto, se privaba de mostrar al mortal pecador del masculino género humano a través del más que pronunciado escote y esa faldita que si se agachaba hasta el “carnet de mujer” podría vérsele, si se descuidaba y tal día se hubiera olvidado de las braguitas, cosas de la vida. Al momento, la “buenorra” espetó a la “inocente” Raquelita.
    
    —¿Qué?... Un palurdo, ¿verdad?
    
    —¡Pssch!… No tanto… Normal…
    
    —Anda que, si el Paco resulta ser como ese, vas lista, ¿no?
    
    —¡No seas gilí, Lola! Ese “palurdo”, como tú le llamas, es una persona decente, honrada, cosa a la que ni tú ni yo podemos aspirar; sólo a “macarras” indecentes que nos exploten, exprimiéndonos como a limones…
    
    —¡Anda nena!, y no me la armes, que yo no tengo la culpa de que te hayas dado el madrugón que esta mañana te has pegado. Y que, por cierto, y por si te olvidas de ello, que también me he pegado yo, y sólo para no dejarte “sola ante el peligro” …
    
    —Anda Lola, dejémonos de tonterías y volvamos a casa, que tengo un sueño que me caigo…
    
    La llamada Lola arrancó el coche y salió de donde se había metido al aparcar, más menos, ante la cafetería, comentándole la Raquel mientras circulaban rumbo a casa lo de la cena concertada con el “garrulo” para aquella noche, acabando por decirle
    
    —Lo que ya no sé es a qué hora podré aparecer por el club. Antes de las doce, ni hablar, pero es que, aún después de tal hora, ni idea de cuándo podré estar allí. Me ...
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