1. DESPUES DE UN KARAOKE, TAN SOLO ME QUEDA TU MELO


    Fecha: 20/02/2021, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... suelo, igual que ella se incorporó en la cama. Mis pantalones se cayeron pero no mis slips. Pero no quería que mandara ella, la volví a tumbar en la cama, y le quité los zapatos. Primero el pie izquierdo. Le besé los pies, los dedos, los tobillos, y ella me decía que le encantaba que le hicieran esto. Después seguí con el otro pie, besos, caricias, deseo…
    
    Me puse encima de ella, para besarla, jugamos en la cama, a abrazarnos, acariciarnos, a besarle los pechos, el cuello.
    
    Jugué con mis dedos en su clítoris, a acariciarla, a excitarla, mientras mis labios jugaban con sus pechos.
    
    Me quitó mis negros slips, y me tumbo en la cama. Esta vez me dejaba dominar, me dejaba acariciar, besar….se acerco a mi pene, erecto, excitado y su lengua empezó a recorrer mis testículos, mi pelvis, mi pene…se lo introdujo en su boca, salvajemente….tanta era su pasión que sus dientes se marcaron en mi pene, y eso me dio pie a incorporarme y besarla. Quería notar el sabor de mi miembro en sus labios.Ella se rebeló contra tanta dominación por mi parte, y me dijo “ahora quiero mandar yo, y soy
    
    “Ven aquí”, le dije mientras la sentaba encima de mí cara. Tenía de nuevo todo su sexo en mi cara, y mis manos en sus pechos. La oía gemir, la oía reír. Éramos como dos amantes que se encuentran por primera vez, después de miles de años de espera. Queríamos explorar todos los rincones de nuestro cuerpo, queríamos darnos todo y más, queríamos gozar de ese momento y que el tiempo se detuviera en esa ...
    ... habitación.
    
    Nos sentamos en el borde de la cama, mientras yo pensaba en todo el placer que nos estábamos dando, y aún, no nos habíamos unido en uno solo. Recuerdo que la abracé con fuerza, y que le dije; ”en este momento, en este instante, en esta habitación, ahora mismo, te quiero, ahora mismo eso siento”
    
    Ella sonrió y me tumbo de nuevo sobre la cama, dijo que quería sentirme dentro de ella, que quería hacerme mío. Me levanté y me acerqué a mi chaqueta, para ponerme un preservativo. Ella me esperaba tumbada sobre la cama, y como si quisiera traspasarla con mi miembro, apoyé sus piernas en mis hombros, y la penetré, una, dos, tres, diez, cien veces, mientras me inclinaba lo suficiente para besarla a la vez. Tanta excitación previa, había hecho su efecto y un inmenso orgasmo, sacudió las paredes de un hotel madrileño.
    
    Me tumbé a su lado, pero nuestros cuerpos seguían hambrientos el uno del otro. Creo que busqué los rincones de su cuerpo que me faltaban por besar, por acariciar, y creo que ella hizo lo mismo. La espalda, la cadera, abrazos, más caricias y de nuevo su sexo en mi cara. Sabía a mí, sabía a sexo. Nuevamente nos pusimos en guardia. Mi pene de nuevo en su boca, me mordisqueaba mis pechos, mis piernas, mi pene. Más queremos más. La excitación volvió de nuevo, cuando esta vez ella se puso a cuatro patas, y yo la penetre desde atrás, mientras nos contemplábamos en el enorme espejo de la habitación. “que pasada de postura” gritaba ella, en medio de gemidos. La ...