1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MI FANTASIA 3RA PARTE


    Fecha: 14/01/2021, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    ... chaqueteártela mientras me las ves? ―Dios mío, que ricas preguntas. Me calentaba aún más. ―Sí, me encanta. ―Acaba que tengo mucho trabajo ―Sí ya casi. ―Pero no eyacules en el suelo… ―puta, eso me aceleró más. ¿Dónde quería que acabara? ―¿Dónde entonces? ―Aquí, en mis manos ―dijo, mientras hacia un recipiente con ambas manos. No sabía por qué quería eso, pero fue la gota que derramó el vaso… de leche, porque le deje caer medio litro de leche que ella supo contener en sus hermosas manitas. Lo que pasó después hizo que se me volviera a parar casi de inmediato. Agarró mi semen como si fuera crema y se la repartió en ambas manos. Sin bajarse su bra, únicamente abriendo una de sus copas introdujo su mano derecha y se untó su teta izquierda con mi leche, y luego hizo lo mismo con la otra mano y la otra teta. ¡Diossss! Eso fue lo más caliente y cachondo que le había visto hacer. Después me miró, sonrió y se abrochó un botón de su blusa para seguir trabajando. —¿No te imaginabas que haría eso verdad? —Jamás. — ¿Te gustó? —Dios mío. —dije únicamente, girando la cabeza con asombro. ―Descansa ―me dijo, y yo me fui a dormir pensando en aquella imagen. Ya no podía más, mi cuerpo exigía estar cerca de ella cada vez más seguido, y me pedía algo más que yo no identificaba pero que apuntaba a que yo necesitaba otra vez obtener un orgasmo con el roce de su cuerpo. Ya no me conformaba con las chaquetas en su ropa, ni siquiera cuando ella me veía hacerlo. Necesitaba cumplir mi fantasía, la que ...
    ... tanto tiempo había aplazado y esperado con ansia. Esa perra deliciosa tenía que dejarme tocarla y usarla mientras me masturbaba, era mi sueño. Era mi mayor fantasía, la que le había confesado la noche del bar. Entonces comenzaron a ser más frecuentes mis arrimones mientras veíamos la tele o cuando hacía algo, no quería separarme de ella, pero tampoco podía acosarla demasiado. Ella disfrutaba poniéndome a mil con sus nalgotas deliciosas y sus tetas rozando mi pecho cuando me abrazaba de frente. Yo sabía que en el fondo ella también lo deseaba aunque no me lo dijera, porque sus gestos, los suspiros que emitía y su lubricación hablaban por sí mismos. Así fue como una tarde, en la que ya ambos no podíamos ocultar mas nuestro instinto, llegué a su habitación mientras se desvestía después de su trabajo de oficina. Estaba sacándose la falda por los pies cuando la sorprendí por detrás. Estaba solo en brassier de encaje, calzón de satín y medias, todo negro. Estaba como empinada ya saben. Y yo me le arrimé, como si deseara penetrarla con el pene erguido a mas no poder, latiéndome, pulsando por el deseo de aquella deliciosa hembra. Lo sintió, pero aguardó. Sintió mi gran bulto sobre sus nalgas maravillosas, redondas y suaves. Se sentía la gloria. Ella solo giró su rostro para verme desde abajo, contemplativa. Con los labios entreabiertos que tanto me encantaban. Las tetas colgándole como ubres de vaca, esperando ser ordeñadas bajo el encaje que bordeaba la redondez de su figura. La tomé ...
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