1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MI FANTASIA 3RA PARTE


    Fecha: 14/01/2021, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    En mi relato pasado les conté cómo mi madre y yo fuimos a cenar y a bailar, y ya un poco tomados —más ella que yo— la conversación tomó otros rumbos. Los que han leído mis dos relatos anteriores, recordarán que mi deseo por mi madre comenzó desde los dieciséis años, y que últimamente me había estado atreviendo a tocarla y masturbarme con su cuerpo mientras ella dormía en mi cama, a causa de su alejamiento con mi padre. Les he contado como mi siguiente paso fue masturbarme y terminar sobre sus nalgas mientras ella dormía, después de la maravillosa velada que tuvimos en donde yo gocé disfrutando su sensual compañía, rozando sus tetas con las manos “accidentalmente”, rozando sus nalgas, tocando sus piernas, arrimando mi pene duro y vibrante a su culo hermoso. Pero eso lo pueden revivir leyendo mis dos relatos anteriores. Entenderán que no puedo narrarles tantas cosas en un solo relato por eso lo he dividido en partes. Aunque la última noche que les conté —donde tras la noche mágica con mi madre decidí venirme sobre sus nalgas y ya no dentro de mi pantalón del piyama por miedo a que se despertase—, fue maravillosa, placentera e inolvidable, aún no había cumplido mi mayor fantasía —hasta el momento— con mi madre. Que era, para los que no saben, tener un encuentro fetichista con mi madre, en el que ella, en ropa interior me observaba masturbarme y me permitía verla y tocarla hasta que me viniera sobre ella y su ropa. Era una obsesión que yo tenía porque siempre la veía en ropa ...
    ... interior desde chico, mientras ella se vestía en su habitación. Ella lo permitía y lo tomaba muy natural, como dije en la parte anterior, como si esa fuera su forma de criarme para que fuera un macho, como entrenándome para desear a las mujeres, ofreciendo su propia fisionomía a mis ojos, su propio cuerpo, su sensualidad, a pesar de ser mi madre. Y yo al ser un adolescente en plena formación no fui indiferente, y mucho menos, insensible a esos conjuntos de brassieres, bikinis y ligueros de encaje o de satín, y sus sensuales medias de seda negras o blancas. ¿Quién podría? Pues no pude. Porque verla así en liguero, o agachada buscando algo con todas las nalgas paradas hacia mí, o inclinada ajustándose las medias, con sus hermosas y redondas tetas colgando como ubres llenas de amor y pasión, no era para menos, y me hacía desearla y tener fuertes erecciones que terminaban aliviándose en su propia ropa interior. Por esta razón, aquella fantasía tenía tanta fuerza en mí. Como dije también, hasta ese día yo era virgen y mi mente era lo que más deseaba hasta el momento. Con eso me conformaba para decirlo en otras palabras. Era algo que yo deseaba con tanta fuerza que como les he contado ocasionaba que me acercara a mi madre cuando lavaba o cocinaba, para restregarle mi pene erecto, ella lo sentía estoy seguro, pero me dejaba sin decir nada para hacerme más hombre, como si me dijese con esa actitud, así hijo, así se desea a una hembra, así, arrímame toda tu vergota a mis nalgas para que ...
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