1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MI FANTASIA 3RA PARTE


    Fecha: 14/01/2021, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    ... de las caderas y le hundí más mi verga entre sus nalgas tersas de satín negro. Ella gimió. Pero no se irguió aun. Entonces saqué mi verga de su prisión. Y así, en toda su amplitud, la deje caer sobre el nacimiento de su culo. Ella disfrutó el desenfunde. No se movió. Entonces tome mi palo y empuñándolo con precisión comencé a sobarlo contra sus nalgas, arriba abajo, mi cabeza recorría toda su hendidura anal ayudada por la suavidad del satín que le permitía deslizarse sin problemas, haciéndome sentir un enorme placer por la sensación que me causaba la tela. Ella cerró los ojos y disfrutó el momento. Quise verla de cerca y me acerqué más, agachándome. Y allí estaba, su tamalote, en todo su ancho y su largo, bajo el negro lustroso del satín de sus calzones deliciosos. Posé ahí mi camote, mi cabecita se acomodó justo en la entrada de su pepa. Y comencé a restregársela en esa zona exclusivamente, mi madre alucinaba del placer que sentía o eso quise pensar. Duramos así como cinco minutos. Después se enderezó y me tomó de la mano. ―Ven ―dijo con voz tierna―. Cumpliré tu fantasía. ―Por fin, madre. ―No me llames madre. Cuando hagamos cosas perversas como ésta, llámame por mi nombre, eso me excita ―yo lo hacía a propósito, quería que me pidiera que la llamara como una puta por su nombre. —¿Eso te hace sentir puta? —Sí. —¿Te gusta sentirte puta? — Sí. A todas nos gusta, pero lo ocultamos para no parecer zorras cualquiera ante la gente. Ya sabes, las apariencias. —Pues a mí me gusta ...
    ... llamarte así, siento que eres una deliciosa y fina puta. —¿De verdad? —De verdad —le dije mirándola a los ojos. —¿Que deseas? ―Quiero masturbarme contigo, que me dejes utilizarte. ―Este será uno de tus mejores orgasmos de tu vida, quiero que lo disfrutes. ―Eso… ―Shhh ―dijo tapándome la boca con su índice―. Acto seguido mi madre se subió a un mueble que había en su cuarto y se sentó con las piernas muy abiertas, mostrándome todo su tremendo tamalote. ―¿Así lo querías tener, frente a ti? ―Sí. ―Agáchate y huele mi pepa. Obedecí. Me incliné y mi adrenalina corrió a doscientos por hora por mi cuerpo. Su vulva se abultaba bajo la tela, formando su delicioso tamal. Olfateé dos segundos y mis sentidos percibieron ese dulce olor a mujer, ese aroma fatal que nos hace amarlas y desearlas. También olia un poco a perfume, muy sensual. ―¿Te gusta? ―Sí Moni. Es hermosa. ―Rózala con tu nariz… ―lo hice, la punta de mi nariz la tocó a la altura de su clítoris, poco más abajo. Sentí la suavidad del satín. Con eso, la verga me creció dos centímetros más yo creo. Mi madre sabía cómo llevarme, así que no me sambutió en su panocha de inmediato, simplemente me daba toques de su cuerpo, para ir disfrutando. Me erguí y la vi a los ojos. Ella me miró profundamente, escrutando mis perversos ojos y pensamientos, sabía qué era lo que deseaba y me lo daría, sabía que mi alma estaba ardiendo y que esa tarde era el momento de dejarme cumplir mi gran fantasía. ―Úsame. Esas fueron las palabras mágicas que me ...