1. HICE QUE MI MADRE CUMPLIERA MI FANTASIA 3RA PARTE


    Fecha: 14/01/2021, Categorías: Incesto Autor: voyeur34, Fuente: SexoSinTabues

    ... lograr obtener placer de mi madre, fue comenzar a cortejarla, o acercarme poco a poco. Total, haría lo que fuese, aunque no supiera qué. Mi madre me rehuía, yo sentía que lo hacía a propósito para hacerme desearla más, maldita zorra hermosa, sensual. Llegaba del despacho con sus faldas pegadas, con sus camisas blancas abiertas de la botonadura. Se inclinaba sobre la mesa cuando hablaba por su celular, parando su precioso culo, sabiendo que yo la veía porque cenaba algo frente a ella. Se paseaba sin blusa, antes de meterse a bañar, usando excusas raras, como que no encontraba algo, o que se tapaba la regadera, o que no podía abrir la llave, y me pedía que la abriera con mi fuerza, mientras ella esperaba en falda y brassier negro de encajes que dejaban entrever sus portentosas y blancas tetas. Dios, que castigo me dio todo ese tiempo. Como diciendo mira cabron, lo que te estás perdiendo. Perra, como te deseo. pensaba. Varias veces le dije que si quería me podía ir a dormir a su cama para que no se sintiera sola y me dijo que no, que quería disfrutar de su cama ahora que se había deshecho del pendejo de mi padre. Y yo sufría más. La veía con sus batitas de dormir antes de ir a la cama. Y me moría cuando se despedía y me daba un beso en la mejilla dejándome un roce de su perfume dulce y sensual. Yo seguía masturbándome y sabía que ella sabía que yo lo hacía. Muchas veces encontraba su ropa ahí encima de la cama, sabía que ella las dejaba para mí cuando se iba a trabajar. Era un ...
    ... juego silencioso entre ella y yo, en el que ella me dejaba migajas, miserias para que yo me aliviara pero para que al mismo tiempo la deseara más. Sentía que aquella espera era eterna. Los arrimones “inocentes” ya no podían pasar por inocentes, así que pensé que era hora de apostar el resto. O ganaba o lo perdía todo. Así que decidí lanzar mi ofensiva estratégica. Y yo comencé también a andar en calzones por la casa, para que los dos pareciéramos naturales. Una tarde llegó sensual y hermosa con un vestido ligero. Mientras preparaba algo en la cocina yo me le acerqué y la abracé por detrás. Era hora, me dije. —Hola Moni, ¿cómo estás? —dije y le besé la mejilla por detrás. —Hola hijo. Bien y tú. Toma mamita tu banana, pensé, y le arrime toda la reata. Ella lo sintió con seguridad. — ¿Estás bien? —preguntó. —Perfectamente —le dije—. ¿Por qué preguntas? —No por nada, es que te siento algo alborotadito. —Es tu culpa. — ¿Ah sí? —Sí. Tú lo ocasionas. Me pareció escuchar un pequeñito suspiro de placer. —Pues qué bien. Pero te he dejado regalitos para que te relajes. —Sí los he visto y los he usado. —Y ¿qué tal? —No hay calzón o tanga que no haya pasado por las armas. — ¿Ah sí? —cuando decía esa frase, hacía una inflexión en su voz muy sensual, perra sexy y calculadora, como si no supiera que era así. —Sí. Pero no me basta. —Pues lo siento. Es lo que hay. —Hay más. pero falta que tú quieras. —Vamos a ver la tele, ándale. Fue lo último que me dijo, yo ya sabía que cuando cambiaba de ...
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