1. Mi hermana Julia - 5 -


    Fecha: 14/01/2021, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... panorama. Es lo que estabas deseando ver ¿No? Contémplalo bien. Yo apenas podía dar crédito a lo que Julia me acababa de decir, pero subí a la cama como un rayo y me situé entre sus piernas mirando su abierto coño directamente de frente, a muy poca distancia. Qué espectáculo tan maravilloso. Más grabación. - Bueno, Luisito… ahora, al fin, podrás ver cómo una chica se hace una paja. Mientras los dedos de su mano derecha buscaban ese hermoso botón sobre sus labios vaginales, con su otra mano a los lados del coño, Julia hacía lo posible para mantenerlo muy abierto. Así, yo podía verla jugar con su clítoris a la vez que veía aquello que ocultaban los labios de su vulva. El interior de su coño empezó literalmente a mojarse, primero, y chorrear, después; sus flujos comenzaron a rebosar su coño, goteando a lo largo del perineo y fueron a depositarse sobre la sábana, humedeciéndola antes de formar un pequeño charquito sobre ella. Yo podía ver cómo aquel arroyo de flujos nacía en el interior de su rosada almejita, que mantenía abierta con sus dedos, mientras que el ritmo del masajeo sobre su clítoris se iba incrementando progresivamente. Levanté la vista y la miré a la cara. Julia había cerrado los ojos y su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia atrás. En sus pechos, cubiertos por el sujetador, pude apreciar otra vez aquellos bultitos que me indicaban el estado erecto de sus pezones. Mi polla se recuperó al instante de la anterior corrida y estaba nuevamente en pie de guerra. ...
    ... Con un par de movimientos quedé arrodillado ante el coño abierto de mi hermana. Mi polla apuntaba directamente a su húmeda cueva. Mis ansias de clavársela hasta el fondo eran inmensas, pero me reprimí; estuve tentado de hacerlo, pero temía perderlo todo. Sabía que aún no era el momento adecuado. Comencé de nuevo a masajeármela mientras miraba como mi hermana se derretía piernas abajo. Intenté acomodarme mejor para no perder ni un ápice la visión de aquel manantial. Julia seguía con los ojos cerrados; empezó a gemir, al principio muy suave; su respiración se aceleraba por momentos y sus gemidos crecían en intensidad. De tanto en cuánto su respiración se entrecortaba, dejando espacio a profundos suspiros de placer. Llevé mis rodillas un poco más hacia la parte baja de la cama y me agaché todo lo que pude, de manera que mi barbilla tocaba la sábana; mi cara estaba a unos veinte o treinta centímetros del coño chorreante de mi hermana, y a su mismo nivel. Julia seguía con su juego y yo apreciaba con delirio cómo sus dedos frotaban con fuerza el clítoris. De pronto Julia movió su otra mano y su dedo índice buscó la entrada de su agujerito; parte de su dedo se hundió en su almeja y eso la provocó una convulsión de placer. Apoyó su espalda contra el respaldo de la cama, hizo palanca y todo su cuerpo se movió hacia delante; su culo se elevó de la cama y sus piernas se extendieron más hacia mí. Julia se tumbó a todo lo largo, manteniendo ambas piernas con su máximo ángulo de abertura, ...
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