1. Con mi vecina jamona


    Fecha: 11/01/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... quería que le diera un pequeño masaje en el tobillo para que no le doliera, así que entramos en el salón del piso y Charo se sentó en un sofá y se quitó el tacón del pie que le dolía.
    
    Me agaché delante de ella y me puse a masajearle aquel regordete pie con las uñas pintadas de rojo, aunque en realidad lo que a mi más me interesaba era mirar entre las piernas de la calentona y ver perfectamente como por entre las bragas blancas que llevaba se le escapaban algunos de los pelos del coño.
    
    A ella no solo no parecía importarle, sino que incluso separaba un poco los muslos para que lo viera mejor.
    
    De pronto, Charo se levantó y se puso el tacón.
    
    - Por mi puede usted ponerse todo lo fresquita que quiera, pero
    
    por favor, dese prisa.
    
    A lo de darse prisa no le hizo demasiado caso, la jamona tardó un rato enorme en volver al salón, eso si, la espera estuvo más que justificada. Cuando Charo apareció por la puerta a mi casi me da un infartó, me quedé mudo.
    
    La muy guarrona se había estado maquillando a conciencia y parecía una autentica puta callejera. Además venia vestida, es un decir, con un pequeño picardías de color verde varias tallas menores a la suya y que se le sujetaba a los hombros por un par de estrechos tirantes. Le estaba tan corto que por delante le llegaba a la altura del pubis, y por detrás se la veían perfectamente las dos enormes mollas de carne de sus nalgas.
    
    Completaba su atuendo unas bragas más bien pequeñas y casi transparentes también de color ...
    ... verde y unas zapatillas de estar por casa de tacón alto.
    
    Ya podéis imaginaros como se me puso la polla. Aquello era un autentico bombón madurito que estaba de rechupete.
    
    Lentamente se fue acercando a mi contorsionando sus caderas de forma descarada y haciendo que a mi me diera una autentica calentura que hizo que me pusiera como una moto
    
    ¡¡¡ Que buenísima estaba aquella señora !!!
    
    La obedecí sin rechistar, me quede en calzoncillos como me había dicho, y enseguida Charo se abrió de piernas y se sentó encima de mi pubis, con tal puntería que hizo que la raja de su coño quedase justo encima de mi verga . Enseguida se bajo un poco el escote del picardías y se saco su maravilloso par de tetas. Eran enormes.
    
    En lugar de contestarle lo que hice fue rodearla con mis brazos y ponerme a chupetearle los gordisimos pezones como si fuera un bebe. Estaban riquísimos.
    
    Entre tanto, Charo, para empalmarme un poco más, se dedicó a quitarme como pudo los calzoncillos y a acariciarme el miembro.
    
    ¡ Dios mío, niño, que grande lo tienes ! Esto si que es un buen rabo y no el que tiene mi marido. Que gustazo me vas a dar.
    
    Cuando se cansó de admirarlo y acariciarlo, lo dejo suelto y volvió a colocarme la raja de su chocho con las bragas encima de él. Luego se puso en cuclillas sobre el sofá y empezó a restregármelo de abajo a arriba y de arriba abajo, con suavidad, como queriendo que su sexo apreciara el tamaño del mío.
    
    Yo estaba en la gloria, recibiendo ese delicioso masaje ...
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